viernes, 30 de abril de 2010

La puerta de la salud en el templo del Carmen de Salvatierra, Gto.


La puerta del templo de Nuestra Madre Santísima del Monte Carmelo dentro del conjunto conventual de San Angelo, presenta los elementos de sencillez y humildad propios de las ordenanzas carmelitas para la construcción de sus edificios religiosos.
Es una puerta alejada de la ornamentación exagerada. La puerta tiene dos escalones para entrar a la nave principal, las dos hojas de la puerta sólo tienen labrados cuadros rectangulares acomodados con cierta armonía. Las columnas griegas rematan en capiteles jónicos, nada llamativos. El frontispicio triangular propio de los edificios griegos no se cierra, dejando lugar a un sencillo nicho con una concha que protege la escultura de quien consideramos es san Pedro Tomás, obispo de Constantinopla del siglo XIV. El estilo Manierista de la puerta obedece al empleo arbitrario de los elementos grecorromanos, buscando expresar más el sentido espiritual cristiano de la Orden de los Carmelitas Descalzos, la espiritualidad de santa Teresa de Jesús. La concepción arquitectónica es de fray Andrés de San Miguel, construída hacia la segunda mitad del siglo XVII.
A lo largo del travezaño del altillo del frontispicio hay tres querubines, con rostros de seriedad, sin mayores símbolos celestiales.
En las esquinas de las columnas hay hojas y ramas de laurel, que significan el triunfo de la Virgen del Carmen en su misión co-redentora y de evangelización de la ciudad.
Lo interesante de la iconología de la puerta carmelita es la presencia de san Pedro Tomás, un santo carmelita verdaderamente entregado a sentirse protegido bajo el manto de la Virgen María mediante la oración permanente.
En una conversación matutina entre el cronista Miguel Alejo, el comunicador social de la presidencia municipal, Juan José Cruz Zavala, y Pascual Zárate, en el cubículo del Comunicador social, el Cronista relató su tesis de que la figura escultórica en el nicho de fachada principal, es una estatuilla que representa a san Pedro Tomás, y que sustituyó a la de san Ángelo, durante los aciagos días de la peste de 1761 en Salvatierra, Gto.
San Pedro Tomás fue colocado por los carmelitas para protección de la salud de la población, a quien le encomendaron los novenarios, al mismo tiempo que daban instrucciones a la población para precaberse del contagio de la enfermedad, confiando en que Pedro Tomás abogaría ante la Virgen del Carmen para que le pidiera a su hijo Jesús por el restablecimiento de los enfermos de la ciudad a causa de la peste.

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