lunes, 28 de junio de 2010

Origen espiritual de la edificación de la ciudad de Salvatierra con la impronta de fray Andrés interpretando a santa Teresa

Pintura del papa Inocencio III que está en una pechina, a la derecha si la persona está mirando de frente al retablo mayor, en la cúpula del templo de
la Virgen del Carmen.
Tiene en la mano derecha un cáliz con tres hostias, que significan las tres órdenes mendicantes a las que autorizó su creación, a saber: Monte Carmelo, Predicadores y Hermanos Menores, conocidos como Carmelitas, Dominicos y Franciscanos.
En la mano izquierda tiene la vara de una cruz de Caravaca entre los dedos, que significa su promoción y autorización de conformar una cruzada para el rescate del Santo Sepulcro en Jerusalén, todo hacia el siglo XII.
Tiene una capa blanca símbolo de la pureza, una gorra pontificia, papal, como símbolo de ser la cabeza de la Iglesia Católica, y viste el color café de los carmelitas descalzos, que simboliza subordinación y obediencia, además de ser el color permanente en los vestidos de la Virgen María, en todo su periodo de vida conocido como de la Soledad.
Pintura del arribo a la Nueva España de la Orden Reformada del Monte Carmelo, conocida como Carmelitas Descalzos. Ilustra, en el templo del Carmen de Salvatierra, la llegada preñada de esperanzas, al valle de Guatzindeo para construir un convento dedicado al fundador de la Orden, san Ángelo Mártir.
Llegaron a edificar una ciudad en un lugar donde sólo había la licencia para su fundación. Los carmelitas descalzos encontraron a un puñado de españoles y criollos con los mejores deseos de trazar y levantar una ciudad, pero sin conocimientos de arquitectura, ni de desagües, ni de bombas hidráulicas, ni aclimatación de plantas europeas al suelo del valle de Guatzindeo. Y pusieron manos a la obra, enseñando a los vecinos a trazar planos arquitectónicos, levantar arcos y columnas y darle simetria a los patios, habitaciones, fachadas y jardines de las señoriales casonas que hoy existen en Salvatierra.

Fray Andrés de San Miguel, maestro de obras de arte y albañilería, un sabio renacentista que enseñó a los vecinos de San Andrés de Salvatierra a construir casonas siguiendo las ideas psicológicas y espirituales que santa Teresa de Jesús describe en su libro "Moradas", y que están materializadas como las ideas centrales del convento carmelita que edificó en Salvatierra, siguiendo las Ordenanzas del libro de las Fundaciones, donde están los estatutos para construir conventos pequeños, pobres y austeros.
En la pintura, que está en la capilla del Niño de Praga, vemos los retratos de la Santísima Trinidad, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz en una celda del convento separados por una barda de piedra, pero elevados en los cielos, indicando la pintura que están teniendo el arrobamiento de una Boda Espiritual con Dios.
Salvatierra aún hoy tiene el influjo urbano de ser un espacio material para los valores y principios del alma descrita en las "Moradas", tal como trazó fray Andrés de San Miguel, el convento de San Ángelo Mártir, siguiendo a Platón: "En Cuerpo Sano, Alma Sana", comprendiendo que los edificios son el cuerpo, lo material, para explayar el alma comunitaria.

No hay comentarios: