sábado, 31 de octubre de 2009

La calaca ronda los portales de la explanada del Carmen


Explicando los símbolos del altar de muertos




El Festejo Comienza cuando una persona de la casa enciende las velas del altar susurrando los nombres de los difuntos, se reza pidiendo el favor de Dios para que lleguen con bien, los familiares se sientan a la mesa y comparten la comida preparada para el festín, escuchando música del agrado, se habla sobre las novedades de la familia, se recuerdan anécdotas del difunto y se pide por la intercesión del difunto a Dios. El festejo es un reencuentro, aunque breve, feliz, con la promesa de alcanzarlos en el más allá, llegado el momento. Al termino se apagan las veladoras y se despide al los espíritus, deseándoles buen viaje de regreso al más allá y pidiéndoles que retornen el próximo año. La celebración está llena de muchas costumbres. A las personas les gusta ir y llevar flores a las tumbas de sus muertos pero para otras representa todo un rito que comienzan desde la madrugada cuando muchas familias hacen altares de muertos sobre las lápidas de sus familiares muertos, estos altares tienen un gran significado ya que con ellos se cree que se ayuda a sus muertos a llevar un buen camino durante La conversión de los indígenas a la religión católica y la eliminación de las antiguas creencias de los pueblos mesoamericanos era un propósito al que los españoles daban tanta importancia como a la dominación militar.

Por eso se dice que, junto con las acciones guerreras, hubo en la Nueva España una conquista espiritual.
Si bien ese empeño tuvo una motivación religiosa y asi mismo política —buscar la conversión de los indios y la mejor implantación del régimen de gSi bien ese empeño tuvo una motivación religiosa y asimismo política —buscar la conversión de los indios y la mejor implantación del régimen de gobierno español.


El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo.Los sacrificios humanos se consideraban como el tributo que los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, (aunque el Dios Tlalok, dijo al Maestro Samael, que Él nunca había exigido los sacrificios humanos) y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad.Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o "sobre los nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos y calurosos.


LOS AZTECAS Y EL CULTO A LA MUERTE
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor. Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan. (Represent
ación del "Tlalocan" o el paraíso)


En México más que una festividad Cristiana es una celebración donde se mezclan tanto la cultura prehispánica como la religión católica, donde el pueblo Mexicano logró mantener sus antiguas tradiciones vivas.Dentro de éstas tradiciones se mezclan sentimientos contrastantes, como lo son el dolor de perder a un ser querido, unidos al colorido de la fiesta y la diversión.La festividad del día de los muertos de divide en dos partes, la primera el día de todos los santos celebrada el 1 de Noviembre y la del día de los muertos del día 2 de Noviembre.





Para los mexicanos el Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos representa algo más que la veneración de sus muertos, podría decirse que para los mexicanos a diferencia de otros países, lo reflejan burlándose, jugando y conviviendo con la muerte. Esta convivencia ha dado lugar a diferentes manifestaciones de su arte popular, a través de expresiones muy originales como lo son; las calaveras de dulce, el pan de muerto, dibujos que se burlan de la muerte, versos en los que se ridiculiza a cualquier personaje vivo, de las artes, ciencia y en especial los de la política y las tradicionales ofrendas, las cuales se preparan con respeto por los familiares para recordar a los que se han ido, alimentos, flores y objetos personales del difunto son parte esencial del altar y según la creencia, los seres queridos regresan este día para gozar lo que en vida más disfrutaban.Haciendo un repaso de la historia, en las culturas mesoamericanas los nativos consideraban a la muerte como el paso a seguir hacia una nueva vida y fue hasta la llegada de los españoles que trajeron consigo las nuevas creencias con respecto a la vida y la muerte. La muerte producía terror, pues en el juicio final los justos recibirían su recompensa y los pecadores su castigo... Y lo difícil era no contarse dentro de los pecadores.En la cotidianeidad del mexicano la muerte aparece salpicada de picardía, y en este día en particular, todos los cementerios del país se llenan de gente que esta ansiosa de compartir esta sagrada fecha con sus difuntos. Familiares y amigos llegan a la tumba de su ser querido, con flores y escoba en mano, ya que ha pasado mucho tiempo desde la última visita, algunos llevan comida para disfrutar en compañía de sus difuntos, otros hasta músicos llevan para alegrar el momento que pasan en el cementerio con sus seres queridos y muchas veces los familiares y amigos deciden continuar la fiesta en la casa de algunos de ellos, quizás pensando en el ya célebre dicho popular: "El muerto al cajón y el vivo al fiestón".Sus tradiciones culturales se han seguido conservando gracias a la religiosidad y fervor de su gente, las cuales se han transmitido de generación en generación a pesar de que estas tradiciones están en peligro de desvirtuarse debido a la influencia y mezcla con otras costumbres extranjeras.Es por eso que en el extranjero es aún más importante que se conserven estas tradiciones, ya que mantienen el espíritu de unidad y nacionalismo entre las personas de un mismo país y de aquellos que sin importar el lugar de donde provienen se sienten identificados con esta bella expresión cultural.

Ofrenda de Muertos

Los materiales comúnmente utilizados para hacer una Ofrenda de muertos para el Día de Muertos tiene un significado, y son los siguientes:
Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto, sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre.
Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio: La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí.
Doce cirios: Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo.
Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa aparte de agua y sal.
Flor de Zempaxochitl (o flor de cien pétalos): Su color representa la luz como los rayos del sol y al regarla en forma de camino se le indica a las almas rumbo para guiarla a casa.
Cruz de Tierra: Para recordarle su fe, ya que el dia miércoles de ceniza se le dice la frase "recuerda que polvo eres y en polvo de convertirás* entonces se le recuerda que regresa a la tierra de la que nacieron.

La otra historia... ¿Fantasía? por Miguel Alejo

La fustigada noche del 10 de septiembre de 1810 rueda con el estupor de una cabeza cortada. El cura Hidalgo sabe que las traiciones aceleran las guerras y desatan los nudos de la muerte. Reafirma su convencimiento de que el porvenir está en los criollos, al tratar de hilvanar sus extravíados pensamientos por el nerviosismo ante la espera de las indicaciones de los otros conjurados. Consideraba al corregidor Miguel Domíngez uno de sus más acérrimos enemigos. El religioso ya imaginaba los vapores malsanos de la pólvora en los campos de batalla, la sangre derramada, los heridos de muerte y las dificultades para mantener en orden un ejercito improvisado de andrajosos, muchos de los cuales eran sus feligreses.
Algo que disfrutaba Hidalgo era la penumbra de las tabernas que tenían esos pisos carcomidos o a veces hasta de tierra, de ventilación casi nula y con la incipiente iluminación de unas cuantas velas de sebo y beber el vino con esa mesura que de pronto se pierde y termina en uno que otro traspiés. Era bueno para catar e ingerir (Casa donde durmió "La Fernandita")
jarras de esos caldos "mareados" que llegaban desde la península Ibérica.
Esa noche, y en uno de esos lugares, el Cura transpiraba abundantemente al asaltar su mente una y mil interrogantes: ¿Qué pasaría con los capullos de gusanos de seda que se criaba en el pueblo de Dolores? ¿Qué quedaría de sus libros? ¿Ya nunca más volvería a visitar la Pequeña Francia en el pueblo de San Felipe?; pero había una pregunta que lo inquitaba de sobremanera: ¿Qué sería de "La Fernandita"?, la bella mujer que lo acompañaba esa noche y que atenta escuchaba como se escucha a un maestro, sus monólogos sobre sus libros o temas de interés.
Criolla de nacimiento y cuerpo venusino en el que las protuberancias y redondeces, que por la juventud eran tersas y perfectas. Muchacha impetuosa, de las que hacen evidente sus goces con la sola forma de caminar. El Cura la disfrazaba de hombre consiguiéndole vestiduras de mozo, la sentaba cerca de él y tocaba sus piernas con insistencia. "La Fernandita" nunca sintió culpa porque sobre todo, los santos varones dedicados a la iglesia eran garañones que tenían mujeres e hijos; tenían en una mano la cruz y en la otra el goce de los placeres de la carne; ella siempre supo de la importancia del Cura de Dolores.
Entró con ella a Guadalajara y ahí se quedó después de la batalla del Puente de Calderón el 17 de enero de 1811, principio del fin para los insurgentes que iniciaron el movimeinto armado. Cuando Calleja reconquistó la ciudad el 21 del mismo mes, entre las medidas que tomó, fue llevarla ante los tribunales para sentenciarla, se presentó vestida con el uniforme y divisas de capitán; los jueces quedaron cautivados por su discreción y modestia, hecho que contribuyó a despertar aún más la simpatía por "La Fernandita". Tiempo después, cuando el jefe realista José de la Cruz obtuvo el gobierno de la provincia decretó su libertad.
Corrieron muchos rumores y versiones sobre esta misteriosa joven que acompañó al jefe insurgente durante los primeros días de la lucha insurgente durante los primeros días de la lucha por la Independencia. Su verdadero nombre fue María Luisa Camba; pero Hidalgo la bautizó como "La Fernadita" como un tributo ultamarino a Fernando VII, hijo de Carlos IV y de María Luisa Borbón y Parma y por el que sentía una espacial admiración por haber ascendido al trono sin luchas ni enfrentamientos, y no dudaba en los más mínimo de que el poder de la Nueva España recayerá en él. Muchos ignorantes del pueblo y de la tropa creían que "La Fernandita" era en realidad Fernando VII disfrazado de mujer quien, huido de su cautividad de Bayona, se había acogido a la protección de Hidalgo, rumor originado quizá por haber gritado ¡Viva Fernando VII! en el atrio de la parroquia de Dolores. Otros, por las múltiples atenciones que el Cura de Dolores tenía hacia ella, afirmaban que era su hija, habida de la mujer de un español. Pero Hidalgo nunca se preocupó por aclarar, ni siquiera comentar, la realidad de esa relación que tanta curiosidad causaba. Despues del asalto a la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, el Bajío tembló ante la inminente avalancha de las huestes insurgentes que irremediablemente se dirigían a México y Valladolid. Desde los primeros días de octubre de ese memorable año, algunos de los ricos criollos salvaterrenses, de forma por demás cauta y discreta, se dirigieron al Convento delas Capuchinas para hacer entrega a las monjas de sustanciosas cantidades de monedas de oro que cuidadosamente acomodaban en pequeños sacos de gruesa manta, ante la indiferencia de su capellán Sebastián Benito de la Fuente. Fue en la madrugada del 12 de ese mes cuando corrió la noticia de que Hidalgo se aproximaba a Salvatierra por el rumbo de Jaral.Al amanecer una avanzada hizo su arribo por el puente del río Grande, tras ellos,
y fuertemente custodiada entró una carroza cuyas cortinas negras impedían ver a la gente del pueblo quien era el misterioso pasajero, de inmediato tomó la calle Real para detenerse frente al zaguán de las Arrecogidas.
Daba la clara impresión de que ya era aguardada tan importante personalidad, ya que al instante las puertas se abrieron para que el coche ingresara, sólo transcurrieron unos minutos para que uno de los ayudantes del cochero se dirigiera al convento de las monjas portando unos pequeños rollos de papel en la mano. Los que fugazmente algo alcanzaron a ver quien se apeaba del coche, no supieron decir si era un hombre que parecía mujer o una mujer vestida de hombre.
Al pardear la tarde arribó Hidalgo en un carruaje mucho más modesto, pasando de largo hasta llegar al mesón de la Luz de la plaza mayor. Al día siguiente, muy temprano, cuando todavía los rayos del sol no alcanzan a despejar la oscuridad de la noche, sin ruido ni gritos, se abrió de nuevo el portón de la casa de la familia Servín, para que el carruaje tomara lentamente la calle hasta llegar a las puertas del convento. "Los dos ayudantes del Cochero bajaron y llamando calmadamente a la puerta que se entrabió unos instantes después, sin prisas ni precipitaciones penetraron en el silencioso edificio para sacar cuidadosamente, uno a uno, los pequeños sacos con monedas de oro y colocarlos en el coche., hecho esto, el Cochero acicateó a las bestias para continuar su camino a Acámbaro, por el viejo sendero de la Hacienda de La Esperanza".
Dos horas después Hidalgo abandonó el mesón para seguir la misma ruta. Fua hasta que salió de la ciudad el último soldado insurgente cuando el capellán de las monjas, don Sebastián Benito de la Fuente, como comisario del Santo Oficio se aprestó a redactar su inquisidor informe al tribunal sobre la estancia del Cura de Dolores en Salvatierra. Entre lo que asentó con su puño y letra afirma: "Hidalgo pernoctó en el mesón de la Luz, mientras hizo hospedar a su amasia apodada Natera en la cas del Dr. Servín... dias antes, los criollos y gente de bien pusieron a salvo sus pertenencias de valor en el convento de ls Capuchinas, de las que soy su capellán...".
Por las circunstancias del momento el Capellán no percibió que quizá el nombre que le dieron de la amasia era el de la dama de compañía ya que "La Fernandita" iba vestida de hombre. Y mucho menos, que una gran parte del dinero depositado en el convento eran las aportaciones de los criollos locales destinadas a la causa insurgente a través de Los Guadalupanos, organización secreta que tuvo aua orígenes en las logias de la masonería del Rito Escocés proveniente de la península Ibérica, y cuyo fin principal fue el apoyar al movimiento con recursos económicos y servicios de inteligencia.
Esta afinidad ideológica de los grupos locales de poder con Hidalgo explica el posterior apoyo de las familias salvaterrenses de los Esquivel y Vargas, los Zozaya y Bermúdez, los Luyano y Bermeo y los López de Peralta a Iturbide durante su estancia en la Ciudad, a la consumación de la Independencia y a su ascenso al trono como primer emperador de México. En cuyo régimen pasaron a ocupar puestos de primer nivel y, propugnaron en todo momento por el establecimiento de una monarquía en el país.
Sólo así se podría explicar como personajes salvaterrenses o de gran arraiga local, llegaron a las altas esferas del poder como don Miguel Gerónimo López de Peralta, sexto marqués de Salvatierra, quien fue de los firmantes del Acta de Independencia y, además, se desempeñó como capitán de la Guardia Imperial de Iturbide y gobernador de la Ciudad de México. Otro fue don José Manuel Zozaya y Bermúdez, primer ministro pplenipotenciario del Imperio ante el gobierno de los Esatdos Unidos de Norteamérica. Y algunos años después don José María Esquivel y Salvago, diputado conservador constituyente en el congreso local en 1824 y gobernador del Estado durante la primera república constituyente y su paso al régimen consrevador.
Nunca imaginó el capellán don Sebastían Benito de la Fuente que delante de sus propias narices, estuvo el tesoro más preciado de Hidalgo: "La Fernandita" y con ella, una gran parte del futuro inmediato de la patria.





¿Fantasía?... ¿si?... ¿no?... ¡quién sabe!











Tirso Rafael Córdoba ilustre maestro en Salvatierra. Datos de la Enciclopedia de México

Biografía del licenciado y párroco Tirso Rafael Córdoba

Artículo tomado de la Enciclopedia de México

   Tirso cuando fue político con el Segundo Imperio Mexicano 
Más joven, recién recibiendo la ordenación


    Ensayista, poeta, historiador, periodista, abogado, profesor, sacerdote católico, escritor de artículos, ensayos y poesía.
    Realizó sus estudios en el Seminario Conciliar de Morelia y posteriormente se trasladó a Puebla para ingresar a la preparatoria. Con apoyo del obispo de Puebla, monseñor Labastida, terminó su formación académica recibiéndose como abogado en 1864. Contrajo matrimonio y enviudó en 1878.
Ingresó al Liceo Iturbide y a la Real Academia Mexicana de la Lengua.
     En 1881 fue miembro de Número y ejerció como abogado en Puebla. Posteriormente se ordenó como sacerdote y predicó en algunos lugares de Michoacán, siendo nombrado cura de la parroquia de Salvatierra al día siguiente de su ordenación. Fue profesor en el Seminario de Morelia (donde impartió la cátedra de derecho natural), en el Seminario Palafoxiano, en el Seminario Conciliar de México y en el Liceo Carpio.
     Ocupó puestos políticos y públicos:
          Fue secretario del Ministro de Justicia Teodosio Lares, diputado en Puebla y prefecto del distrito de Teziutlán. Asimismo fue rector del Seminario de Jalapa y prestó sus servicios al Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Dedicado a propagar el conocimiento de la cultura y la educación, fundó un colegio particular en Tacubaya, una escuela de estudios superiores de la instrucción primaria en Salvatierra, Gto. y una escuela preparatoria al norte del estado de Puebla, en Zacapoaxtla.
Parte de su obra poética y ensayística fue publicada con el seudónimo de “El Cura de la Sierra” en varios periódicos como La Voz de México.
     Su amplia actividad literaria lo llevó a ser considerado como uno de los más talentosos literatos de su época. Falleció en diciembre de 1889.
Obras:
     En su labor como poeta escribió Poesías, 1878; Manual de literatura hispano-mexicana, 1879, el cual se editó por segunda vez en 1902; Literatura preceptiva.
     Oda en la velada literaria en honor de Santo Tomás de Aquino, 1884; además de diversos poemas publicados en periódicos de Morelia, Puebla y la ciudad de México.
     Su obra histórica se conforma de El Sitio de Puebla: apuntes para la historia de México, sacados de documentos oficiales y relaciones de testigos fidedignos, 1863; Historia elemental de México, 1881; y Sermonario mexicano, 1890.
   Como ensayista publicó Discursos filosóficos; Jacona y el señor cura don José Antonio Plancarte y Labastida, 1882; y Lavalle mexicana, 1884. Escribió textos de carácter didáctico como Cartas a Fausto, 1863; Mosaico mexicano; e Historia de México.
Fue redactor del semanario El Ángel de la Guarda, órgano de la Sociedad Católica dedicado especialmente a la niñez cristiana, así como del Boletín de Leyes del Imperio. Realizó importantes traducciones al castellano de autores como L. Venillot, Busciani y Dickens.

martes, 27 de octubre de 2009

Santuario Cultural "El Mayorazgo", por Verónica Sánchez. Paisaje histórico industrial

Santuario Cultural "El Mayorazgo"... sonaba tal vez muy pretencioso, tanto más aún, si establecemos el hecho de que en el sitio en el que se planteaba desarrollar era, practicamente, una ruina -no obstante por algo la población se refería al sitio en esos términos desde hacía ya varios años-... a pesar de ello, los esfuerzos dieron inicio a partir de los últimos meses del año dos mil cuatro, con un anteproyecto que tuvo como base sólo una orden, una idea, un sueño recién gestado -tal vez sólo retomado- por algunos... y nada más... Nada más que un sueño puesto en las manos de alguien, por no sé que voluntad.
A partir de entonces devienen una y mil situaciones de hoy, pero también de antes, del pasado, de ese pasado quizá tan lejano como la historia misma del inmueble que data de principios del siglo XVII, de varios años antes de la fundación de la entonces llamada San Andrés de Salvatierra, en 1644.
Situaciones mil que lo único que hicieron fue ir conformando a través de mucho tiempo, la plataforma propicia para comenzar a materializar ese sueño, ese sueño quizá escondido en muchos, olvidado por otros, cuestionado por más.
Poder llegar, en primera instancia, a consolidar esta idea, a encontrar eco en quienes se consideraba prudente involucrar, por supuesto que no fue labor sencilla, el Municipio de Salvatierra, abanderando este sueño, pudo consentir tener el tacto suficiente para ir despertando an cada ente, el sentimiento adecuado que convergiera en la necesidad por rescatar "las ruinas del Mayorazgo", mismas que, igualmente, supieron esperar la llegada de ese momento que no es más que resultado, como he dicho ya antes, de muchos años, no de dos ni de tres, ¡no!, de muchos más años de abandonos, lamentaciones, reclamos, intentos, contemplaciones, esfuerzos, conflictos, resentimientos y desesperanzas... años de historia, de arraigo, de identidad... años de ser y evolucionar al ritmo que fue marcando la sociedad, años de ser y ver pasar el tiempo como un mudo testigo que, sin embargo, guarda todo en su memoria, años de ser y luchar por permanecer aún a pesar de todo y de todos, años de ser y aferrarse a seguir siendo... años de ser y esperar a que llegara el momento, el justo momento...
El Mayorazgo, como se le llama a este inmueble, hoy es sólo un mínimo resto de lo que en la Colonia fuera un intento por asegurar en una familia la promesa de la opulencia perpetua; éste, junto con los títulos de nobleza eran los símbolos más distintivos del éxito dentro de la sociedad de aquel tiempo. Con el mayorazgo una familia noble sentaba una base económica, la ecoraba con lujo y la incorporaba en una sola herencia legal, por lo que era indivisible e inalienable; y por progenitura pasaba intacto de una generación a otra.
Como este, hubo muchos en todo el territorio de la Nueva España. El "nuestro", remonta sus antecedentes a 1568, siendo constituido en noviembre de 1607 y puesto en posesión de su primer heredero, don Gabriel López de Peralta, en 1618, quien obtuvo luego la merced para disponer de aguas del río Lerma para poder fundar un molino de pan y posteriormente donar las tierras necesarias para la fundación de una nueva ciudad, Salvatierra. Esa donación y más de 60 años de litigio, debidos a muy particulares circunstancias, hacen merecer a esa familia, entre otras cosas, del título de marqués, con denominación de Salvatierra, por lo que doña Francisca Catalina Jerónima López de Peralta Turcio Luyando y Bermeo, quinta heredera del mayorazgo, se ostenta como la primer marquesa de Salvatierra... por ello, al sitio que nos ocupa, también se le identifica comúnmente como el Marquesado.
Mayorazgo o Marquesado, denominaciones de origen muy diferente, refieren de igual forma , sin embargo, al sitio elegido para dar la vida a este sueño cultural.
La figura del mayorazgo se prohibe en México a partir de 1823, mientras que los títulos de nobleza son abolidos en 1826; sin embargo, desde mucho tiempo antes, la finca del mayorazgo, como muchas otras en todo el territorio de la entonces aún llamada Nueva España, había ya sido ocupada durante la lucha de Independencia por fuerzas realistas, pero también insurgentes, generando que de a poco su construcción comenzara a sufrir los consecuentes deterioros que "usos" de esta índole le propiciaban; sus ornamentos y demás bienes muebles fueron depositados en conventos y casas particulares desmontándose , también, el molino durante los primeros años de vida independiente de México.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX, los herederos del Mayorazgo, tras la ley de desamortización de los bienes del clero y asociaciones civiles, lo venden a Patricio Valencia, dueño de la fábrica de hilados y tejidos "La Perla", siendo su yerno, don Eusebio González, quien reactiva el molino para arrendarlo primero y venderlo, después, a la sociedad de don Lucas Lira, quien lo mantiene activo hasta 1929, año en que es prácticamente abandonado. Aún con ello y, tal vez, con el sólo afán de ampliar su patrimonio, los señores Arrechederra, propietarios en turno de la legendaria "Fabrica de hilados y tejidos La Reforma", adquieren la finca y la concesión del molino, aunque nunca lo utilizan. Sencillamente, con esto, el Mayorazgo pasa a formar parte del "paquetes de propiedades" que la dicha fábrica constituyó, para ir pasando de mano en mano hasta casi terminado el siglo XX. Por supuesto que durante todo ese tiempo el Mayorazgo, continuó siendo subutilizado, habiendo dado albergue primero a una planta de luz, luego a una quebradora de piedras para la construcción de la carretera Salvatierra-Celaya y, más tarde, servir de almacén de maquinaria y materiales por motivos del denominado "Plan Guanajuato".
Tal vez sobra evidenciar los abusos a los que a partir de entonces fue sometido nuevamente el inmueble, o lo que quedaba de él... situación que por momentos resulta incomprensible, ya que siempre existió un dueño del Mayorazgo y un dueño -a decir de muchos- con los recursos económicos suficientes para mantenerlo... sin embargo, si atendemos el hecho, de que a partir de la primera venta del Mayorazgo, éste fue siempre propiedad de personajes ajenos a la ciudad, bien nacionales, bien extranjeros pero, al fin, gente sin mayor apego a esta ciudad a la que, sólo juzgando por los hechos vistos, seguramente jamás le importó el destino de semejante ejemplo de identidad para sus habitantes... nada más quien esto valora, es quien lucha porque se respete y permanezca, nada más quien tiene arraigo y el amor por su pasado, por su historia, es quien habrá de luchar por su conservación, nadie más.
Así las cosas, ya muy recientemente, el inmueble del Mayorazgo fue adquirido mediante compra venta realizada por el Gobierno del Estado, en el año de 1996, a la entonces fábrica "La Carolina y Reforma, S.A. de C.V.", para luego y mediante decreto gubernativo, donarlo a la Universidad de Guanajuato, justamente, también, en el último mes del año dos mil cuatro...
Habiendo tenido siempre como testigo al Mayorazgo, el área de la ciudad en la queéste se enclava, comienza a desarrollarse, conformando con el tiempo un sitio en el que coincidieron tradiciones y costumbres, educación y cultura. La construcción de la capilla de Guadalupe con sus diversas manifestaciones, para las que el Mayorazgo sirve de escenario, -la creación luego de la preparatoria oficial, la unidad de estudios superiores que ofrec varias licenciaturas y maestrías- y el Centro de Investigaciones Humanísiticas, todas dependientes de la Universida de Guanajuato, así como la casa de la cultura Fray Andrés de San Miguel, dieron gradualmente vida a este lugar, de la misma manera que fueron de algún modo definiendo "su vocación".
Poco a poco, cada cosa fue dándose y tomando su lugar, coincidiendo en un afán, esbozando una idea, quizá difusa, dispersa pero tomando el rumbo que había de llevar a consolidar la restauración y el nuevo uso del Mayorazgo, teniendo en cuenta que éste vale por sí pero también, por el todo, es un binomio indisoluble que habrá de ser reconocido por una sociedad determinada en un tiempo específico.
Para el Mayorazgo, ese tiempo llegó y por lo que haya sido, su restauración se dio, impulsada por diversos intereses, quizá políticos, que llevaron a tomarlo como un "objetivo de gobierno" que, tal vez sin imaginarlo, y sin esperarlo realmente, se concretó... los tiempos fueron los adecuados, las personas y las circunstancias, también, hoy la restauración de lo que por décadas fue sólo un refugio de aquellos amantes de la noche, la droga y la maldad, es, para algunos de nosotros, -espero que muchos-, una bendita realidad, una magnífica oportunidad de rescatar para bien, lo que siempre ha sido en la ciudad, uno de sus más grandes hitos.
Si, la intención es rescatar el inmueble, repararlo, reconstruir, tal vez, por qué no decirlo, muchas de sus partes que, aún con todo, asoman de entre la tierra, de entre la inmensa maraña de malezas, como negándose a desaparecer; la intención es recuperar sus espacios, sus formas, su belleza; la intención es respetar la creación de nuestros antepasados y ayudarla a seguirse entregando de una mejor manera a la sociedad, a esa sociedad que hoy -como siempre- está tan pendiente del inmueble, y con ojos vigilantes celebra cada movimiento en él, las horas de trabajo, la llegada de un nuevo material, la acción de cada máquina y cada persona, evocando para sí con ellos sus propios recuerdos, esos que lo atan al Mayorazgo, que la hace sentirse parte de él, sentirlo parte de sí, y por ello comparten, a su manera, la buena naticia de su restauración.
Por supuesto que no todo resulta ideal, hay que lidiar con muchas situaciones provenientes de quienes menos esperas, excusas, pretextos, argucias, denuncias malintencionadas, comentarios malsanos apoyados en nada más que suposiciones y un sinfín de cosas más, parecen aliarse buscando entorpecer la labor; sin embargo, nada habrán de lograr; nada deberán de lograr... cumplienro con todos los requisitos necesarios para ello, el proceso ha dado inicio y la voluntad de algunos para culminarlo está por encima de todo esto, sobre todo la voluntad de alguien muy especial que aún sin ser más su arraigo a esta tierra que su amor por el legado cultural de la nación, ha sabido buscar entre todo y entre todos el justo medio que permita continuar con este sueño, que ahora es suyo también.
Serán cincuenta personas, tal vez más, las que actualmente tienen la fortuna de dar con sus manos nueva vida al Mayorazgo, cincuenta pares de manos que seguramente de manera inocsciente dan forma a una idea, una idea que por todo lo que conlleva resulta verdaderamente trascendental y que por ello es apoyada por el mismo Gobernador del Estado, la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, por supuesto, la Universidad de Guanajuato y, desde luego, por Salvatierra, quienes através de restauradores, proyectistas, arqueólogos, estructuralistas, contratistas, supervisores, residentes de obra, encatgados, jefes de área, directores, secretarios y un largo etcétera, conjuntan sus esfuerzos, para llegar a la concreción de esta tarea, la cual se pretende -y espero de verdad que así sea- dé albergue a una instancia más de nuestra máxima casa de estudios, a una Extención Universitaria, que contará entre otras cosas: con foro al aire libre, diversos espacios de exposiciones, talleres, museo de sitio y salas de conferencias disponibles para todo aquel amante del arte y la cultura, no sólo de la ciudad, sino de la región y, porque no pensarlo, también del Esatdo... el tiempo lo dirá.
Preguntaba Paul Valery en su "Eupalinos o el Arquitecto"... "¿No has observado, al apsearte por esta ciudad, que entre los edificios que la componen, algunos son mudos, los otros hablan y otros, en fin, los más raros cantan?"... seguramente podríamos responder que si y que unos de esos pocos que hablan, que hablaron siempre, fue el Mayorazgo, que incluso no sólo habló sino que también gritó buscando que alguien le ayudara a seguir siendo... hoy, sigue gritando para anunciar que al fin logró que ese alguien le brindara su ayuda y él pudiera seguir siendo, porque finalmente y ante la incredulidad de muchos, supongo, hoy se está materializando lo inimaginable, el sueño que como sueño que es, difícil es creer pueda llegar a ser realidad.
Sin embargo, y siguiendo con la línea de Valery, tras su restauración y nuevo uso, el Mayorazgo comenzará ahora a cantar y cantará para todos, por todo el tiempo que nosotros así lo queramos, eso es parte de lo que la restauración nos permite y la conservación nos exige. Ojalá que la sociedad así lo entienda y sirva esta experiencia para detonar en ella una verdadera cultura de preservación de nuestro patrimonio edificado.
Lo que seguramente sí es definitivo es que "El Santuario Cultural El Mayorazgo", será uno de esos pocos adificios consignados por Valery como "raros" y cantará...
...¿No acaso comienzas ya a escuchar su canto?.

lunes, 26 de octubre de 2009

El Padre de la Patria por Fulgencio Vargas


El Padre de la Patria
Acostumbrados estamos a la errónea figura material de don Miguel Hidalgo y Costilla. La generalidad de los llamados retratos del héroe nos lo pintan como un hombre de edad longeva, mejor dicho como un venerable anciano, que es tanto como decir en plena senilidad. Y ello carece de todo fundamento. El hombre de Dolores contaba cincuenta y siete años al iniciarse la lucha de insurrección. A mi me parece verlo, en plenitud de fortaleza y energía, tal y como a diario lo vi, por espacio de mucho tiempo, en lo que fueron mis oficinas cercanas a la Bibliteca de la Universidad de Guanajuato, gracias al hábil pincel de Jerónimo Hijar, guanajuatense. Los lectores pueden apreciarlo en la copia fotográfica que en estos escritos aparece.
Y como complemento, vale la pena transcribir lo que en su historia afirma don Lucas Alamán: "Era de estatura mediana, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes y vivos; la cabeza algo caída sobre el pecho; bastante calvo y cano, pero vigoroso, aunque no activo ni pronto en sus movimientos; de pocas palabras en el trato común, pero animado en la argumentación a estilo de colegio, cuando entraba en el calor de alguna disputa. Poco aliñado en su traje, no usaba otro que el que acostumbraban entonces los curas de los pueblos pequeños". Ese traje consistía, según sabemos, en calzón corto, chupa y chaqueta de lana, capote de paño negro y sombrero redondo.
No es, pues, un venerable anciano el que va a discurrir por las sencillas páginas de este trabajo, si no el hombre entero, fuerte y laborioso, en el que se adunan las fuerzas de la materia a los dones inestimables de la preclara inteligencia.

domingo, 25 de octubre de 2009

La Cruz de Culiacán por Miguel Alejo

Todas las tierras americanas que fueron conquistadas por España, son pródigas en leyendas, que forma, pudiéramos decir, la esencia misteriosa y atractiva de sus más bellos rincoes y ponen de manifiesto la hidalguía de los antiguos caballeros.
En la quietud de la noche y a la luz de cintilantes estrellas se recorta majestuosa la silueta del coloso que vela el sueño del Valle de Guatzindeo, Culiacán, inmensa mole que ha visto correr los tiempos, y como los rincones adorables está coronado con una leyneda de amor y abnegación.

Hace muchos, muchos años llegó a estos lugares una india, cuya hermosura asombraba a los que la miraban, acompañada por sus padres indios ya ancianos; establecieron su vivienda lejos del centro de población, en el corazón del cerro de Culiacán. Rodeose esta familia de tal misterio que llegaron a atribuírsele, sobre todo al indio, el carácter de hechicero, cosa que no llegó a comprobarse.


Es casi seguro que las razones que impulsaron a aquella familia fueron en primer lugar, la hermosura de la jovén, y el temor de que fuera objeto de la codicia de los hombres blancos establecidos en el valle, pues cuenta que el indio seguía considerando a los españoles enemigos de raza, pero ¿quién puede oponerse a que la juventud busqye y viva de ilusión, y amor?, no existen distancias ni rejas que impidan que dos corazones jóvenes y leales se complementen, y así sucedió que la hermosa india se encontrar con un apuesto caballero español, don Pedro nuñez, y que el travieso cupido lanzara sus flechas e hirieran a aquellos dos corazones opuestos por la raza y los ideales, y el amor que todo lo vence forjó un idilio tan grande y tan hermoso que la india pasabas horas enteras a la vera de su choza con la mirada perdida en la inmensidad, soñando con su amor; éste alimentado con las entrevistas que tenían, iba creciendo y constituyendo la felicidad más grande de la joven india. Más esta felicidad fue empañada por el descubrimiento que de aquellos amores hiciera el padre, quien manifestó su disgusto y aseguró que jamás lo permitiría.


¿Iba a truncarse aquel idilio?. Jamás, es más fácil contener las aguas de un torrente impetuoso que arrancar un verdadero amor del corazón, y así, la india que entregara su amor al apuesto caballero no pudo dejar de verlo. La situación era apremiante, y se recurrió a todos los medios para lograr el consentimiento para la celebración del matrimonio, y como no se consiguiera, éste se realizó no obstante la oposición del padre. Un matrimonio así movió al pueblo a asistir y dar realce con su presencia a aquel acto.


Y como en los cuentos de hadas vivieron muy felices aquellos esposos a quienes había unido un inmenso cariño, paseaban por las riberas del río cogidos de la mano y arrullados por sus murmullos, pero esta dicha no fue duradera porque el indio de raza indómita no aceptó el matrimonio de su hija con el español, aprovechando una oportunidad dio muerte a ésta en el lugar que fuera testigo de su amor, aquella belleza se extinguió teniendo como salmo y oración fúnebre la potente voz del caudaloso Lerma.


El cadáver fue sepultado en forma subrepticia, por un peón que lo encontró, temiendo que se le inculpara del crimen. Sin que la tumba de aquella india, amante, esposa y cuyo nombre fue María quedara un epitafio en su memoria.


El apuesto caballero don Pedro Núñez, se dedicó a la vida religiosa, entrando en la Orden de los Carmelitas Descalzos, y fue él, dicen las crónicas, quien colocó la cruz en lo alto del cerro del Culiacán, para acallar los fuertes lamentos que se oían en todo el valle, por la pena de su amada. Y que lleva por nombre "La Cruz de Culiacán".


Autor: Miguel Alejo López


Crónista de Salvatierra.


Camino de la Insurgencia por Fulgencio Vargas Ortiz






SALVATIERRA






    Separado del de Camémbaro por la bellísima montaña del Culiacán, está el valle de Huatzindeo, y dentro de él enclavada estuvo la aldea del mismo nombre, que en lengua de los purépechas equivale a "Lugar de montones de piedras", según unos, o "Amenidad del río", según otros.

    Evangelizadores de la talla del insigne franciscano fray Juan de San Miguel, estuvieron al arrimo de estas regiones y fundaron hospitalillos que fueron albergues de amor para los pobres indios, y uno de esos hospitalillos fincados estuvo en la primitiva aldea de Huatzindeo, como lo atestiguan las viajas crónicas, entre ellas la de Alonso de la Rea.

    El cacique de Jilotepec, Nicolás de San Luis Montañés, visitó también el lugar, una vez efectuada la conquista de Acámbaro. Pero la fundación propiamente dicha de la ciudad a que se contrae este capítulo, debe buscarse en un ocurso que elevó don Gabriel López de Peralta al Virrey Conde de Salvatierra, manifestándole que siendo propietario de ricas tierra en Huatzindeo, y punto conocido por San Andrés Chochones, deseaba cederlo para que en él "se funde una ciudad que se llame San Andrés de Salvatierra, pues se ha de fundar en el tiempo del dichosos gobierno de Vuestra Excelencia". 

    "Coinciden con esta solicitud -dice mi buen amigo el abogado e historiógrafo salvaterrense don Melchor Vera- las gestiones de los que habían de ser los fundadores de la ciudad, don Agustín de Carranza Salcedo, canciller y registrador de la Real Audiencia, por su propio nombre y en representación de la Congregación de San Andrés Chochones y Valle de Huatzindeo; y en virtud de los poderes que le dieron los dichos fundadores, comparece ante le virrey manifestando que en vista del ofrecimiento de tierras hacho por don Gabriel López de Peralta, para que se haga la fundación de la Ciudad de San Andrés de Salvatierra, solicita tal fundación en los términos y condiciones que en seguida se copian".

    La cédula correspondiente, firmada por el mismo Virrey Conde de Salvatierra tiene fecha 9 de febrero de 1644, aunque multitud de reclamaciones y pleitos de índole varia hubieron de retardar el deslinde y la fábrica de habitaciones y de templos.
A esta ciudad llegaron las masas insurgentes el mismo día 11 de octubre al anochecer; distribuyéndose en las rancherías de los alrededores, y los principales jefes penetraron en la población y hallaron allí alojamiento en hogares de simpatizantes de la Independencia.
A este respecto debo decir que, aun cuando no faltan personas de aquella vecindad, conocedoras de sus antecedentes, que digan carecer de noticias relacionadas con la llegada del cura Hidalgo, no faltan otras, y de ellas ha oído decir que es un hecho la permanencia, aunque corta, de los caudillos de la insurrección.

    "Después de los tremendos acontecimientos de Granaditas, -dice el propio escritor don Melchor Vera-, Hidalgo se encaminó a Celaya, y por el Valle de Santiago a Acámbaro. Algunos vecinos viejos referían que Hidalgo pasó por Salvatierra en los primeros días de octubre de 1810 y que se le hizo una recepción adecuada a las posibilidades de la población y a la pompa con que el iniciador de la guerra gustaba de ser recibido. Se dice que fue alojado, durante su breve permanencia, en una casa que en la calle Real, hoy de Hidalgo, poseía la familia del señor cura don Manuel Bermúdez Pagola. No he encontrado ni documentos ni fundamento en los historiadores para aceptar como cierta esta versión. Parece que, en efecto, el Ejército Insurgente, en su casi totalidad, siguió por otros caminos rumbo al sur; pero que algunos grupos, especialmente de los jefes superiores, si pasaron por Salvatierra".

    Esto compadece, más o menos, con lo que yo he manifestado anteriormente: que el padre Hidalgo sí estuvo en Salvatierra.

    A continuación, anotamos el poema que le dedicó el poeta salvaterrense Federico Escobedo, al autor de este artículo, don Fulgencio Vargas Ortiz

Al egregio escritor Fulgencio Vargas

Fulgencio: el nombre que llevas
te procura gran honor;
pues con tu genial fulgor,
por cima muchos te elevas.

Con tus obras lo compruebas,
si la crítica no miente:
pues, cual lámpara luciente,
que esplendor esparce grato,
¡tú serás de Guanajuato
siempre luz indeficiente!

jueves, 22 de octubre de 2009

Poema de Hugo García Guzmán a la Virgen de la Luz

A Nuestra Señora de la Luz
"Reina de Salvatierra"

Nunca supo de soles la mañana
que con tal brillo ornaran su hermosura,
ni nunca hubo claridad más pura
con esplendor de cósmica fontana.

Nunca pureza ínclita y humana
conoció en sus entornos la natura,
ni nieve alguna tuvo más blancura,
ni más pulcra belleza soberana.

nunca nítida luz, ni la alborada,
a la espesura de la noche fría
la dejó de tal forma iluminada.

¡Virgen más pura que la luz del día!
¡Madre Impecable en oros coronada!
¡Dueña, Señora, Soberana mía!

Hugo Ramón García Guzmán

El patrimonio cultural edificado como educación de la ciudad

Reseña del significado neoclásico de la arquitectura del retablo mayor que expresa el sentido cultural, tomado de la Grecia Clásica de Aristóteles y Platón, para presentar como maestros a la Sagrada Familia.
Explicación del nombre de nave a la traza en cruz del corredor principal del templo unida a la concepción humanista de la fundación de San Andrés de Salvatierra con el mismo proyecto que la ciudad de Puebla de los Ángeles.

La novedad de recibir clases sobre los derechos humanos en el periodo virreinal,
empleando al templo como recurso didáctico.


Exposición de la centralidad de los sagrado en la urbanística colonial de las ciudades novohispanas.




viernes, 16 de octubre de 2009

Noticias de las ciudades educadoras de México



Secretaría de Educación
Dirección de Educación Básica

“2008 – 2010.
Bicentenario de la Independencia y C





entenario
De la Revolución, en la Ciudad de México”.


Propuesta
Borrador de trabajo

En marzo de 2009, las ciudades educadoras mexicanas, reunidas en la Ciudad de Puebla acordaron que la Ciudad de México, fuera la sede del
II Congreso Nacional de Ciudades Educadoras
Al tener en perspectiva el XI Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras (AICE), que se llevará a cabo en el mes de abril de 2010 en la ciudad de Guadalajara
[1], Jalisco, las ciudades educadoras mexicanas nos hemos propuesto contribuir a su mejor desarrollo, por ello se propone como tema central:

Deporte, Inclusión Social
y Democracia Participativa

En México, el concepto de Ciudad Educadora avanza. Actualmente 14 ciudades han adoptado el compromiso de ampliar el derecho a la educación al adoptar la Carta de Ciudades Educadoras de la AICE.
El II Congreso permitirá difundir los programas a través de los cuales esas ciudades han aplicado los principios de una Ciudad Educadora, contribuirá a motivar a quienes asistan a descubrir, a pensar, a impulsar y a desarrollar las dimensiones educativas de cada una de las acciones que se llevan a cabo donde viven y trabajan, tanto las impulsadas por los gobiernos locales como por los organismos civiles.

¿Por qué el deporte?
El deporte es un recurso educativo excepcional que promueve valores esenciales para la formación de la personalidad y de las habilidades sociales, por ejemplo: la tolerancia, el respeto a los demás, la fuerza de voluntad. Educa en la regularidad y la constancia, en la importancia del trabajo en equipo, propicia las relaciones interpersonales y multiculturales, y mejora la convivencia y el respeto a la diversidad.

El deporte como herramienta educativa permite:
• Apoyar e inducir la cultura organizacional de las comunidades.
• El uso democrático y ciudadano del espacio público. Construir espacio público para las personas y no para el automóvil.
• Romper brechas intergeneracionales.
• Fomentar la participación ciudadana organizada.
• Generar una cultura solidaria, cuando el éxito depende de los miembros de un equipo o del trabajo colectivo.
• Fomentar el estilo de vida saludable.
• Contribuir a provocar que la gente se encuentre en el espacio público.

Objetivo General
Revitalizar y darle contenido, desde la perspectiva mexicana, el concepto de Ciudad Educadora.
Fecha
viernes 06 y sábado 07 de noviembre, 2009.
Programas del GDF relacionados:
Niños talento, Ciclotón, Ciclopistas, Muévete en Bici, Muévete y métete en cintura, Sábados Prepa sí y Actividades en comunidad.
Conferencias Magistrales
Se sugiere a:
- Ana Guevara
- Juan Villoro (escritor)
- Dr. Joan Manuel del Pozo, consultor externo de la AICE
Invitados especiales
- Pilar Figueras, Secretaria General de la AICE
- Arquitecta Analía Brarda, Coordinadora para América Latina y el Caribe de la AICE.
El espacio de las ciudades
- Que las ciudades educadoras mexicanas puedan dar a conocer los materiales relacionados con sus programas educadores.
- Abrir espacio de difusión para quienes integran la red interinstitucional de ciudades educadoras del GDF.
- Que algunos organismos de la sociedad civil también puedan presentar sus propuestas.
Abrir un espacio en la página WEB de la Secretaría para el II Congreso.
Sede
- Se proponen los hoteles Sheraton Centro Histórico o Meliá Reforma (este último da mucho mejor precio).
Temas
- Deporte, apropiación colectiva de los espacios públicos y cohesión social.
Algunos subtemas que se pueden incluir son:
- Deporte y cultura del trabajo en equipo. Deporte y solidaridad.
- Deporte y equidad de género. (El conocimiento y cuidado de su propio cuerpo, diseño de dinámicas intergrupales a través de juegos, de danzas, que les ayuden a mejorar su calidad de vida).
- Deporte e inclusión social.
- Deporte y salud pública (alimentación balanceada, cultura física, educación para la salud).
- Deporte e Historia (Juego de pelota)
- Deporte y calidad de vida. Deporte y bienestar social.
- Deporte y ciudadanía (formación ciudadana “aprender a convivir”).
- Deporte y desarrollo personal.
- El deporte y la democracia participativa.
- El deporte a lo largo de la vida.

Nota. Para precisar el programa se requiere, primero, consultar con las ciudades educadoras mexicanas si confirman su participación, y en caso afirmativo, saber el tema que expondrán. En segundo lugar, hablar con los ponentes magistrales para verificar su disponibilidad.
De manera especial, para el caso de la Ciudad de México, destacará la presencia de las dependencias y programas integrados a la Red Interinstitucional de la Ciudad de México

Red Mexicana de Ciudades Educadoras (REMCE)
Fecha: 06 de noviembre de 17:00 a 20:00 horas se llevará a cabo la Asamblea formal con los representantes oficiales de las ciudades educadoras mexicanas para conformar la Red Mexicana de Ciudades Educadoras (REMCE).
Sede. Para darle mayor realce y protocolo, podría llevarse a cabo en el Salón Independencia del edificio del Gobierno de la Ciudad de México, o, en su defecto, en el auditorio del Archivo de Notarías. Cabe mencionar que otras reuniones similares se han llevado a cabo en los salones de cabildo, por ejemplo en Guadalajara y en Puebla.
Las ciudades mexicanas que forman parte de la AICE son: Camerino Z. Mendoza, Cozumel, Ecatepec de Morelos, Guadalajara, Guadalupe, León, México D.F., Playa del Carmen, Puebla de Zaragoza, Tlaxcala de Xicoténcatl, Victoria, Zapopan.
Comentario adicional
La REMCE se integra formalmente hasta ahora debido a que no tenía el visto bueno del Secretariado General de la AICE.

[1] En abril de 2010, se llevará a cabo el XI Congreso Internacional de Ciudades Educadoras en la ciudad de Guadalajara. El tema propuesto por Guadalajara para el XI Congreso es: "Deporte, políticas públicas y ciudadanía. Retos de una Ciudad Educadora". El deporte constituye una herramienta de inclusión y cohesión social, además de aportar, entre otros, beneficios para la salud y el medio ambiente. Este tema será analizado y debatido en diversos subtemas:
Salud y medio ambiente; Inclusión social y participación ciudadana; Políticas públicas y espacio urbano; Cultura de paz, y Educación e identidad.

lunes, 12 de octubre de 2009

Paseo cultural por Salamanca y Juventino Rosas

El arquitecto Jorge Ojeda explica la hazaña de Alfredo Ojeda para pintar los murales del templo franciscano de la Santa Cruz. Estudiantes de la licenciatura en Psicología muestran un vivo interés por la imaginación mísitca del artista muralista del Bajío.
Una estudiante lee un fragmento literario de la obra estética sobre la concepción mística de san Francisco y Jesucristo representada figurativamente en el mural "San Francisco baja a Jesucristo de la Crucificción" obra realizada por Alfredo Ojeda en 1950, en la parroquia de la Santa Cruz.

El crónista Juan José Rodríguez de Salamanca explica los retablos barrocos del templo de San Agustín, obra suntuosa del virreinato en el Bajío.



El Cronista explica la vida en los claustros del patio mayor a lo largo de la historia de México



El Cronista salmantino expone la traza ecológica del patio central del claustro mayor del convento de San Juan de Sahagún, de inspiración humanista en el virreinato.

viernes, 9 de octubre de 2009

Infancia por Pascual Zárate


Ese día por la madrugada el ruido al abrir alguien la puerta donde desde hacía poco dormía solo, interrunpió brusco mi sueño. Continué fingiendo dormir. Pasaron una mano entre mis revueltos cabellos a modo de caricia, al mismo tiempo que su voz suave se dejaba oir. La reconocí de inmediato, Rocío. El frío y una luz en el pasillo, la oscuridad del dielo repleto de estrellas, me dieron la extraña sensación de estar conociendo, hasta hoy, alguno nuevo del día.
La noté seria, como si antes de venir llorara. Busco la ropa para ayudarme a vestir. La penumbra del cuarto, el reflejo de la parte escasamente iluminada de su rostro (tenía Rocío años, 7 más que yo), todo ello absorbía mi atención impidiendo que se me ocurriera preguntarle a dónde iríamos.
Bajamos callados, me apretaba tenuemente la mano. Llegamos a la puerta grande, al umbral de la casa. Ahí nos encontramos con los demás miembros de la familia, excepto a nuestros progenitores.
Subimos despacio, poseídos de una pesadumbre modorra, al automóvil. Arrancó. Entre el musitar apenas perceptible de Blanca y Bertha, aparecía intermitente el gruñido del viejo chofer que resistía valiente el sueño que lo afligía.
La carretera despejada, desierta. El sol amarillento tibiaba la mañana. Abandonadas las tierras de cultivo por esa época del año. El monótono rum rum del motor acabó de hundirme en un plácido sueño.
En la pequeña sala de recepción entramos en tropel. la esperanza, oculta en el silencio del sanatorio, acabó con la poca tranquilidad que aún poseía. Blanca, como si ya antes hubiera venido, nos guió hacia un estrecho pasillo. Al cbo del encerado corredor surgió, de pronto, de espaldas a los tragaluces, la figura cansada de Papá caminando lento a recibirnos. Con una voz ronca, apagada, nos dijo que era conveniente, antes de entrar con Mamá, que fuésemos a la capilla del sanatorio.
En la pequeña capilla, hincado, tratando de rezar lo entendí todo. Vi las vitrinas adornadas de santos. Al oír chocar contra una banca, sobresaltados volteamos todos, descubrimos al sacerdote apoyado sobre un respaldo, mirándonos apenado. Nos venía a reconfortar. Mas su presencia dió la dolorosa señal de no abrigar falsas esperanzas en la deseada recuperación de Mamá. A las palabras del sacerdote, Blanca y bertha contestaban con un lacónico: si Padre. Entró sonando los tacones una enfermera a avisarle al fúnebre sacerdote que podíamos pasar a la pieza de Mamá, se retiróa desayunar él.
El cuarto tenía una ventana de buen tamaño que permitía asomarse al jardín. Entre el pasto verde unos viejos pinos se alzaban robustos, se esparcían simétricamente muchas rosas blancas entre el césped de intenso verde, el baño de rocío les daba una deliciosa frescura.
Mientras tanto la desoladora despedida de Mamá comenzaba adentro, Blanca inició, siendo Papá, al no tener lucidez mental Mamá, quien presentara a sus hijos.
Esperaba intranquilo y asustado el turno para hablarle, mas cuando llegó, fue preciso que me dieran un ligero empujón. Me acerque temeroso y le dí un tierno beso. Me habló quedo: "Portate bien para que no te pegue mucho tu Papá". Me retiré cabizbajo de su lado. transcurrieron unos minutos que llenamos con postreras esperanzas y luego sobrevino la que sería la última crisis,. Presencié angustiado sus dolorosas convulsiones. Por fin se hizo la calma, Mamá murió.
La enfermera que estaba a su lado, titubeó para cerrarle sus queridos ojos, antes nos miró compadecida, no salíamos aún de nuestro asombro.
Delicadamente se los cerró y entonces Blanca rompió a llorar desconsolada, le siguieron instantáneamente los demas de la familia.
Me subí a los pies de la cama donde yacía Mamá. La palidez de su inmóvil semblante era intenso. Bajé de la cama escuchando triste el llanto, me dirigí hacia la ventana y al pasar por donde Papá estaba, noté resbalarle por las mejillas gruesas lágrimas en silencio. Ahí, en la ventana, me quedé largo rato contemplando las pálidas rosas blancas.

Inmortalidad por Pascual Zárate Avila


Lo conocí una mañana en una cafetería y esa vez platicamos animadamente. Dejó ver desde sus primeras palabras el talento retórico que poseía. Su rostro, moreno y cansado, se congestionó al enfrascarse en la exposición, minuciosa y documentada, de las diversas formas de alcanzar la inmortalidad. Citó casos históricos como los de Carlo Magno, Amstrong, Pedro el Grande, Moctezuma Ilhuicamina.

"Cada uno la consiguió de una manera particular e irrepetible -- me dijo-- la inmortalidad no está sijeta a leyes, cada caso es extrañamente nuevo e individual".

¿Y tú cómo planeas conseguirla? --le dije.

¡Por las Letras! Describiré con estilo impecable el paso de la vida a la muerte. Será una narración verdadera punto por punto, la ficción la eliminaré por banal.

Cobró un aire altanero, se prendió un cigarrillo y miró despreciativo a las lindas muchahas que pasaban. Al ver su actitud, supuse que todas sus ideas, por demás descabelladas, se debían a complejos de aurorepresión ante las muchachas, por concebirse demasiado insignificante.