Me gustas por tu labio cálido,
tu perfil cautivo, tu mirada infinita.
Porque me convoca tu figura dócil
con la piel de fuego,
de tu cuerpo atónito,
porque te descubres con el mar intenso
y con la arena tibia:
tu silueta insólita;
porque escapas de todo hacia ti misma
con los oros perdidos de la tarde,
exploras de mujer tus emociones
con tu labio entreabierto de misterios.
Me gustas, por no ser la que yo ignoro,
la que nunca vendrá porque te tengo,
por ser, la que yo sé bien que conozco
y la que a veces, invento y adivino...
Hugo Ramón García Guzmán.
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