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miércoles, 24 de diciembre de 2008

Análisis del poema Primero Sueño, tema: la concepción del mundo.



I Capítulo
La concepción unificada del mundo en sor Juana
Por Pascual Zárate Aviña
Como tesis provisional de trabajo en la investigación sobre el poema “Primero Sueño” de sor Juana Inés de la Cruz, sostenemos que el poema es la expresión de un pensamiento original que emplea las metáforas para describir una realidad propia, americana, donde se describe la existencia de una congregación de múltiples culturas que deberán ser comprendidas a la luz de la doctrina cristiana. Sostenemos, por tanto, que en el poema hay la afirmación de que el mundo es un cosmos, un todo ordenado con arreglo a un plan, un conjunto que se mueve tranquilamente según leyes y ordenaciones eternas, las cuales, nacidas con el primer principio de Dios, tienen, también, en Dios su referencia final. Santo Tomás de Aquino considera que la finalidad de la filosofía consiste “En imprimir en el alma el orden total del universo y sus causas; por ello, el metafísico se afana, cuando menos en parte, por comprender la existencia de las cosas finitas”. Para él, el que haya algo que comprender a este respecto depende de que haya en las cosas finitas, consideradas como tales, rasgos que permitan el planteamiento de la pregunta pertinente. Si suponemos que estos rasgos existen, el proceso de la comprensión implicará el relacionar las cosas finitas con una realidad metafinita última, concebida en la forma que fuere. Así se desenvuelve todo el poema “Primero Sueño” de sor Juana Inés de la Cruz, que busca a través del mundo virreinal que conoce concretamente, dirigirse al conocimiento de Dios.
Reforzamos nuestra concepción acerca del poema “Primero Sueño”, al notar que sor Juana fue una persona de estado religioso, y que es verdad decir que fue una fiel cristiana que trató de darse una interpretación unificada del mundo secular y de la vida espiritual, usando los métodos de la tradición filosófica que están unidos a los dogmas teológicos, “creer para entender”. Fue una monja católica, americana e ilustrada y su interpretación de la realidad en el poema, es un cuerpo de metáforas donde se pregunta cómo llegar al conocimiento verdadero de su ser en este mundo americano. Cómo realizar su vocación cristiana de realizar su destino sobrenatural: vislumbrar a Dios en el cielo.
Sor Juana consideró que el conocimiento enriquece al hombre, pues el conocimiento del mundo material en las ciencias naturales y en la filosofía es en sí un enriquecimiento de la personalidad humana, una realización parcial del ansia del hombre por alcanzar la verdad. Pero, por medio de la reflexión sobre las cosas finitas del mundo empírico que rodea y llena la mente humana, el hombre es capaz de conocer algo acerca del ser infinito del que dependen todas las cosas finitas, y la filosofía culmina en el conocimiento metafísico de Dios. Tal es en términos generales la concepción filosófica inicial que se encuentra en el poema “Primero Sueño”, el cual concluye con la afirmación de la imposibilidad de vislumbra a Dios.
Es pertinente hacer notar que el poema lo comprendemos como un cuerpo unitario de imágenes literarias, algunas provienen de la tradición griega y están entremezcladas con algunos mitos de la cultura indígena. El mundo simbólico que tiene sor Juana ante si, lo va describiendo bajo el entendimiento de que ni está ella en el mundo helénico, ni en la cultura náhuatl, ni en la España de fray Juan de la Cruz. Nos referimos a esté místico español, porque uso la metáfora de la noche para representar aquello que vive y no comprende. Sor Juana inicia, también, con la descripción de la noche: la noche es sombra de la Tierra, que no alcanza a cubrir a la Luna, la cual sigue brillando en sus fases. El cielo de las estrellas está más allá de la Luna, donde no es alcanzada por la noche, la cual no domina ni el aíre, pues los sonidos de las aves la atraviesan. Las aves son una metáfora del conocimiento mitológico, y por tanto erróneo. Para sor Juana la noche abriga a la tradición no cristiana tanto griega como indígena.
Primero Sueño, poema de
sor Juan Inés de la Cruz
( I fragmento )

Piramidal, funesta, de la tierra
nacida sombra, al Cielo encaminaba
de vanos obeliscos punta altiva,
escalar pretendiendo las Estrellas;
si bien sus luces bellas
-exentas siempre, siempre rutilantes-
la tenebrosa guerra
que con negros vapores le intimaba
la pavorosa sombra figitiva
burlaban tan distantes,
que su atezado seño
al superior convexo aun no llegaba
del orbe de la Diosa
que tres veces hermosa
con tres hermosos rostros ser ostenta,
quedando sólo dueño
del aire que empañaba
con el aliento denso que exhalaba;
y en la quietud contenta
de imperio silencioso,
sumisas sólo voces consentía
de las nocturnas aves,
tan obscuras, tan graves,
que aun el silencio no se interrumpía.

En el comienzo de la noche no esta el conocimiento sino el pensamiento mitológico de la humanidad, de las culturas antiguas que llegaron a América, sor Juana las describe en los versos siguientes, sólo cabe aclarar quienes son: Nictimene es un mito griego de una niña que por haberse enamorado de su padre se convirtió en una lechuza. En la Edad Media en Europa creían que las lechuzas se introducían en los templos todas las noches a beberse el aceite de las lámparas votivas, -el aceite, fruto de los árboles que fueron un presente dado a los hombres por Minerva.

(II fragmento)

Con tardo vuelo y canto, del oído
mal, y aun peor del ánimo admitido,
la avergonzada Nictimene acecha
de las sagradas puertas los resquicios,
o de las claraboyas eminentes
los huecos más propicios
que capaz a su intento le abre brecha,
y sacrílega llega a los lucientes
faroles sacros de perenne llama
que extingue, si no infama,
en licor claro la materia crasa
consumiendo, que el árbol de Minerva
de su fruto, de prensas agravado,
congojosos sudó y rindió forzado.

Sor Juana describe a las aves que pueblan la noche explicando su creación mediante los mitos de la antigüedad helénica, así los murciélagos, que dice son las Meneidas, las tres hermanas que por no haber querido obedecer al dios Baco; por haberse resistido a figurar en sus fiestas, fueron convertidas por eso en murciélagos, sus casas en campo y sus telas en hierba.

(III fragmento)

Y aquellas que su casa
campo vieron volver, sus telas hierba,
a la deidad de Baco inobedientes
-ya no historias contando diferentes,
en forma sí afrentosa transformadas-,
segunda forman niebla,
ser vistas aun temiendo en la tiniebla,
aves sin pluma aladas:
aquellas tres oficiosas, digo,
atrevidas Hermanas,
que el tremendo castigo
de desnudas les dio pardas membranas
alas tan mal dispuestas
que escarnio son aun de las más funestas;

En el siguiente fragmento encontramos la primera sobreposición cultural referida a un ave. Sor Juana consigna los dos significados que le atribuyen al búho, por un lado los libros griegos y, por el otro, el decir de los indígenas. Para los griegos Plutón es el dios de los muertos, rey del infierno, y su ministro es un búho. Para los indígenas mexicanos el búho era un signo de mal agüero, una superstición muy difundida desde antes de la llegada de los españoles: “creían en mil agüeros y señales, y mayormente tenían gran agüero en el búho; y si le oían graznar o aullar sobre la casa que se asentaba, decían que muy presto había de morir alguno de aquella casa” (Benavente, “Relaciones de la Nueva España”, unam, mex, 1964, p 33). Y el búho, con su inmovilidad, representa al sueño.

(IV fragmento)

Estas, con el parlero
ministro de plutón un tiempo, ahora
supersticioso indicio al agorero,
solos la no canora
componían capilla pavorosa,
máximas, negras, longas entonando,
y pausas más que voces, esperando
a la torpe mensura perezosa
de mayor proporción tal vez, que el viento
con flemático exhalaba movimiento,
de tan tardo compás, tan detenido,
que en medio se quedó tal vez dormido.

Los graznidos de todas esta aves invadían intermitentemente la noche, pero no era cosa de escucharlos sino de dormir, pues a ello invitaba el mayor silencio. Harpócrates, divinidad egipcia y después griega, era el dios del silencio. Sor Juana lo hace intervenir en el mundo de la noche.

(V fragmento)

Este, pues, triste son intercadente
de la asombrada turba temerosa,
menos a la atención solicitaba
que al sueño persuadía;
antes sí, lentamente,
su obtusa consonancia espaciosa
al sosiego inducía
y al reposo los miembros convidaba
-el silencio intimando a los vivientes,
uno y otro sellando labio oscuro
con indicante dedo,
Harócrates, la noche, silencioso;
a cuyo, aunque no duro,
si bien imperioso
precepto, todos fueron obedientes-.

Sor Juana Inés de la Cruz, análisis "Primero Sueño": La Razón


Por Pascual Zárate avial


Sor Juana se ha adentrado en una tercera intuición, descubriendo el mundo inteligible de las verdades del orden ideal, los principios axiológicos, con los cuales el espíritu ilumina el mundo empírico de la experiencia externa o interna.
Sor Juana inicia el camino del llamado siglo de la ciencia, el siglo XVII, y tiene el mismo propósito que Renato Descartes, llegar a conocimientos verdaderos de las cosas empíricas. Sor Juana, como persona de estado religioso, dirá que investiga la posibilidad de conocer verdades parciales como si fueran escalones, para justificar sus estudios a la luz de los principios teológicos, es decir para demostrar la existencia de Dios por las pruebas de la razón.
El lenguaje empleado es el filosófico teológico de san Agustín, sus metáforas icónicas, en el fiósofo de Hipona encontramos que la visión de las verdades eternas es la escala de ascención al reino superior de una conciencia absoluta y eterna, que es principio, sol y bien.
San Agustín sostiene que el alma es poseedera de un caudal de verdades eternas, libres de cualquier ilusión.
"Muchas cosas que por los sentidos han entrado en el alma pueden dar motivo a una ilusión; pero que tres por tres sean igual a nueve y cuadrado a los números inteligibles, ha de ser siempre verdad". (Contra. Acad. III, 29,32).
Pero todo este movimiento del alma no es un movimiento gratuito, este volverse sobre sí y adentrarse en un mundo inteligible tiene un fin preciso, y ese medio ha sido elegido pero puede escogerse otro. Todos los esfuerzos y trabajos se encaminan al logro de la visión o contemplación de la verdad. La suprema dicha será igualmente la suprema visión, la cual consistirá, no sólo en ver a Dios, sino en verlo divinamente. He aquí el edén de su filosofía, la posesión de Dios con todas las las fuerzas del espíritu. La causa primera contiene infinita toda esencia. En este caso Dios, cuyas "ideas divinas son ciertas formas causales o modelos constantes e inmutables de las cosas, las cuales no han sido formadas, y por eso son eternas e invariables y están contenidas en la divina inteligencia; no nacen ni perecen, pero según ellas se forma todo lo que nace y muere". (de div. Quaest. 89, 46, 2). Aún las cosas singulares tienen en la mente divina su idea particular. (Epist. IV, 4).
En este caso el valor de las cosas finitas queda con esto grandemente elevado. En el fondo de cada ser, con todas sus mudanzas se oculta un pensamiento eterno.
Es importante traer a cuentas la escala de valor de la concepción neoplatónica del universo, donde se configura una pirámide ideal, donde lo más perfecto es el Uno, después el mundo inteligible, luego el mundo del alma universal, después el mundo sensible, donde el alma del hombre es la última parte del mundo inteligible.
Santo Tomás nos dice: "Se comprende al punto al mirar la naturaleza de las cosas. En una Consideración más atenta y detallada se hallará que la divinidad de las cosas se realiza por grados; sobre los cuerpos inanimados encontramos las planatas, por encima de ellas, los animales irracionales y sobre éstos los seres dotados de razón. Y en general se da en ellos diversidad según estos o aquellos son más perfectos." (S.C.G. III, 97).
Desde el neoplatonismo se planteaba la existencia de ojos interiores capaces de ver lo inteligible de la inteligencia cercana al Uno. Ojos que veían, pues, intelectualmente y la manera de prepararlos para ver ese mundo inteligible era llevando una vida desprendida de las pasiones corporales, pues ellas empañaban la vista. Recogerse sobre sí, sobre el alma y remontarse al mundo de alma individual donde existían todas las almas y donde no era necesario pensar y discurrir, pues todas se aprecian de conjunto claras y transparentes. Si se seguía entraría al mundo inteligible donde se encuentran las esencias de todo el universo. Y también se podría contemplar el Uno y unirse con él.
San Agustín recupera gran parte de la filosofía neoplatónica y, también, nos habla de los ojos del espíritu, que son la mente y están sanos cuando ésta está purificada de toda sordidez corporal, libre de los deseos de cosas mortales.
La pirámide ideal es una metáfora del panteísmo dinámico noplatónico y, también, de los grados de valor de las cosas del mundo en santo Tomás de Aquino.
 Sor Juana nos hará una gran metáfora, donde el águila con sus ojos, es el alma, que se encuentra en la parte final de la pirámide egipcia y el alma como el águila pude emprender su ascenso, con sus alas, las del espíritu, hacia lo más elevado de ella y desde ahí contemplar el mundo el águila, y el alma contemplar las esencias que nos dan una idea de Dios, pues no puede contemplar a Dios Mismo. El águila se aturde conforme se eleva mirando el Sol y regresa al cimiento de la pirámide, lo mismo ocurre con el alma que de conjunto no comprende nada.

Fragmento XIX
" A la región primera de su altura
(ínfima parte, digo, dividiendo
en tres su continuado cuerpo horrendo),
el rápido no pudo, el veloz vuelo
del águila --que puntas hace al Cielo
y al Sol bebe los rayos pretendiendo
entre sus luces colocar su nido--
llegar; bien que esforzando
más que nunca el impulso, ya batiendo
las dos plumadas velas, ya peinando
con las garras el aire, ha pretendido,
tejiendo los átomos escalas,
que su inmunidad rompan sus dos alas."
"Las Pirámides dos --ostentación
de Menfis vano, y de la Arquitectura
último esmero, si ya no pendones
fijos, no tremolantes--, cuya altura
coronada de bárbaros trofeos
tumba y bandera fue a los Ptolomeos,
Que al viento, que a las nubes publicaba
(si ya también al Cielo no decía)
de su grande, su siempre vencedora
ciudad --ya Cairo ahora--
las que, porque a su copia enmudecía,
la Fama no cantaba
Gitanas glorias, Ménficas proezas,
aun en el viento, aun en el Cielo impresas:
éstas --que en nivelada simetría
su estatura crecía
con tal disminución, con arte tanto,
que (cuanto más al Cielo caminaba)
a la vista, que lince la miraba,
entre los vientos se desparecía,
sin permitir mirar la sutil punta
que al primer Orbe finge que se junta,
hasta que fatigada del espanto,
no descendida, sino despeñada
se hallaba al pie de la espaciosa basa,
tarde o mal recobrada
del desvanecimiento
que pena fue no escasa
del visual alado atrevimiento--,
cuyos cuerpos opacos
no al Sol opuestos, antes avenidos
con sus luces, si no confederados
con él (como, en efecto, confinantes),
tan del todo bañados
de su resplandor eran, que --lucidos--
nunca calurosos caminantes
al fatigado aliento, a los pies flacos,
ofrecieron alfombra
aun de pequeña, aun de señal de sombra:
éstas, que glorias ya sean Gitanas,
o elaciones profanas,
bárbaros jeroglíficos de ciego
error, según el Griego
ciego también, dulcísimo Poeta
--si ya, por las que escribe Aquileyas proesas
o marciales de Ulises sutilezas,
la unión no lo recibe
de los Historiadores, o lo acepta
(cuando entre sus catálogos lo cuente)
que gloria más que número le aumente--,
de cuya dulce serie numerosa
fuera más fácil cosa
al temido Tonante
el rayo fulminante
quitar, o la pesada
a Alcides clava herrada,
que un hemistiquio solo
de los que le dictó propicio Apolo:
según de Homero, digo, la sentencia,
las Pirámides fueron materiales
tipos solos, señales exteriores
de las que, dimensiones interiores,
especie son del alma intencionales;
que como sube en piramidal punta
al Cielo la ambiciosa llama ardiente,
así la humana mente
su figura trasunta,
y a la Causa Primera siempre aspira
--céntrico punto donde recta tira
la línea, si ya no circunferencia,
que contiene, infinita, toda esencia--."

Sor Juana nos refiere que las pirámides de Egipto y al misma Torre de Babel son pequeñas en comparación de la ambición del hombre de aspirar siempre a la Primera Causa, como también lo expresa santa Teresa de Jesús, diciendo que el alma aspira siempre a lo alto como el fuego. Recordemos que sor Juana Inés de la Cruz entró al convento de las Carmelitas Descalzas de la ciudad de México, de donde se retiró por lo duro de los reglamentos de la vida religiosa comunitaria. Sin embargo, el poema "Noche Oscura" de san Juan de la Cruz lo podemos escuchar en el poema mayor del "Primero Sueño" que estamos analizando.

Análisis del "Primero Sueño" de sor Juana Inés de la Cruz: la fe

Por Pascual Zárate Avila
Para sor Juana Inés de la Cruz, siguiendo la concepción de san Juan de la Cruz, la fe es una presencia divina en la mente del ser humano, es el lugar donde habita lo sagrado, que surge por gracia de Dios. Así que el alma recibe una irradación de un espíritu infinito y omnipresente que es necesaria para los actos superiores de la mente. Así el alma se cree fuera de sí, se cree ser el punto más cercano a la luz divina, y esa es otra región del alma, una nueva región a la que sale.


X
" Estos, pues, Montes dos artificiales
(bien maravillas, bien milagros sean),
y aun aquella blasfema altiva Torre
de quien hoy dolorosas son señales
--no en piedra, sino en lenguas desiguales,
porque voraz el tiempo no las borre--
los idiomas diversos que escasean
el sociable trato de las gentes
(haciendo que parezcan diferentes
los que unos hizo la Naturaleza,
de la lengua por sólo la extrañeza),
si fueran comparados
a la mental pirádime elevada
donde --sin saber cómo-- colocada
el Alma se miró, tan atrazados
se hallaran, que cualquiera gradüara su cima por esfera;
pues su ambicioso anhelo,
haciendo cumbre de su propio vuelo,
en la más eminente
la encumbró parte de su propia mente,
de sí tan remontada, que creía
que a otra nueva región de sí salía."
San Juan de la Cruz en su poema "Noche Oscura" dice "y cuando fuera de mí me vi", para referirse a la suspención de la razón en la búsqueda del Amado. La fe es la mirada que surge en la noche para el encuentro con Dios: "El Sol es Dios, y yo la razón, soy en el espíritu lo que la mirada en los ojos". (Solioq. I, 8, 15), sor Juana se ha valido de la intuición para establecer junto con san Agustín un triple reino: el del mundo sensible, elde las almas y el de Dios.
Ha vislumbrado la región más alta, próxima a Dios y se dispone su mente através de sus ojos, la razón, a mirar primeramente el mundo sensible, ahora si libre de cualquier ditracción corporal que le empañe su vista, tiende pues por el mundo su mirada y se encuentra que él solo es inmenso, que si lo ve pero no lo comprende de conjunto. La comprensión en este solo punto se encuentra que su potencia de intelección es poca para conocerlas a todas en una intelección en acto. Pues nuestro conocimiento antes de formarse es formable, es decir, en tanto el mundo es creado po un espíritu infinito, y con respecto a todo lo creado "todas las creaturas espirituales y corpoerales no las conocen porque existen, sino que existen porque El las conoce. La existencia de las cosas nada añade ni modifica la ciencia divina. Por esta causa, asi como nuestra ciencia difiere tanto de la ciencia de Dios, así nuestro verbo originado por nuestra ciencia, es muy disímil del verbo que nace de la ciencia del Padre" (De Trin. XV, 13, 22).
No somos creadores, sino receptores de la verdad. Las mismas cosas nos comunican cierta luz, colaboran activamente en la formación de nuestros conceptos. Pero en este caso las cosas se han presentado a los ojos del alma, la razón, todas juntas y está retrocedió cobarde.
XI
"En cuya casi elevación inmensa,
gozosa mas suspensa,
suspensa pero ufana,
y atónita aunque ufana, la suprema
de los sublunar reina soberana,
la vista perspicaz, libre de anteojos,
de sus intelectuales bellos ojos
(sin que distancia tema
ni de obstáculo opaco se recele,
de que interpuesto algún objeto cele),
libre tendió por lo crïado;
cuyo inmenso agregado,
cúmulo incomprehensible,
aunque a la vista quiso manifesto
dar señas de posible,
a la comprehensión no, y que --entorpecida
con la sobra de objetos, y excedida
de la grandeza de ellos su potencia--
retrocedió cobarde."
Sor Juan se encuentra con el mundo sensible que mira ahora desde su espiritualidad, no ve en el mundo el caudal de percepciones corporales y mundanas, ni lo ve como fuente de riqueza terrena, ahora mira al mundo como un acabado trabajo de creación realizado por la causa primera, como prueba de la existencia de Dios, pero al encuentro de esta visión, sus ojos del alma, su razón, se deslumbra desde esta perspectiva porque nada puede saber de Dios mismo. El fenómeno de deslumbramiento es descrito por san Agustín desde mucho antes:
R.- "Tales deben ser los aspirantes a la sabiduría. A tales busca su casta e inmaculado desposorio. Pero no es único el camino que allí conduce, pues cada cual, según su estado de salud y de fuerza, abraza aquel singular y verdadero bien. Ella es cierta luz inefable e incomprensible de las inteligencias."(Soli. II, cap.13)
Sor Juan procurará seguir el método de la intuición agustiniana para el conocimiento de Dios: "Primero se les mostrarán objetos opacos, pero bañados con la luz, como vestidos, casas, etc. Han de pasar después a fijar la vista en cosas brillantes no por si mismas, sino con el reververo del sol, como el oro, la plata y otros metales, cuyo reflejo no dañen los ojos, luego se les podrá mostrar el fuego terreno, y sucesivamente los astros, la luna, el rocicler de la aurora y el cándido resplandor celeste... tarde o temprano se capacitará para carearse con el mismo sol sin titubeos y con gran deleite". (ibidem).
Sor Juan seguirá este camino de intuición neoplátonica cristianizada por san Agustín, quien le dibuja el mundo diciendo "que la forma o especie es impresión en un ser de la semejanza con el prototipo o ejemplar supremo con qu está modelada su esencia. La forma es el principio de la distinción y el ornamento". San Agustín admite dos formas: una inmanente y otra trascendente o ejemplar.
El camino andado por san Agustín sera una derrota para la inteligencia de sor Juan, que reconoce no llegar a ningún conocimiento por esa vía intuitiva. Para sor Juana siendo la forma el principio de la distinción, origina la multitud. El fracaso se le muestra a sor Juana como una insuficiencia de la intuición, debido a que para captar las formas que de manera diversa y múltiple existen en las cosas utiliza los sentidos, los cuales no son constantes, cambian y son frágiles. Las potencias del alma para conocer, al contrario de lo que dicen los neoplatónicos, sor Juan afirma que no pueden contener de una manera trasparente a la mirada todo lo existente en un solo acto de conocer. La causalidad no aparece a la mirada intuitiva, pero está ahí, dice sor Juana nada se da, que no hay efecto que no tenga su causa, aunque sea desconocida.
XII
"Tanto no, del osado presupuesto,
revocó la intención, arrepentida,
la vista que intentó desconomedida
en vano hacer alarde
contra objeto que excede en excelencia
las lineas visüales
--contra el Sol, digo, cuerpo luminoso,
cuyos rayos castigo son fogoso, que fuerzas desiguales
despreciando, castigan rayo a rayo
el confiado, antes atrevido
y ya llorado ensayo
(necia experiencia que costosa tanto
fue, que Icaro ya, su propio llanto
lo anegó enternecido)--,
como el entendimiento, aquí vencido
no menos de la inmensa muchedumbre
de tanta maquinosa pesadumbre
(de diversas especies conglobado
esférico compuesto),
que de las cualidades
de cada cual cedió; tan asombrado,
que --entre la copia puesto,
pobre con ella en las neutralidades
de un mar de asombros, la elección confusa--,
equívoco las ondas las ondas zozobraba;
y por mirarlo toso, nada vía,
ni discernir podía
(bota la facultad intelectiva
en tanta, tan difusa
incomprehensible especie miraba
desde el un eje en que librada estriba
la máquina voluble de la Esfera,
al contrapuesto polo)
las partes, ya no sólo,
que al universo todo considera
serle perfeccionantes, a su ornato, no más, pertenecientes;
mas ni aun las que integrantes
miembros son de su cuerpo dilatado,
proporcionalmente competentes.
Mas como al que ha usurpado
diuturna obscuridad, de los objetos
visibles los colores,
si súbito le asaltan resplandores,
con la sobra de luz queda más ciego
--que el exceso contrarios hace efectos
en la torpe potencia, que la lumbre
del Sol admitir luego
no puede por la falta de sostumbre--,
y a la tiniebla misma, que antes era
tenebroso a la vista impedimento,
de los agravios de la luz apela,
y una vez y otra con la mano cela
de los débiles ojos deslumbrados
los rayos vaclantes,
sirviendo ya --piadosa medianera--
la sombra de instrumento
para que recobrados
por grados se habiliten,
porque después constantes su operación más firme ejerciten
--recurso natural, innata ciencia
que confirmada ya de la experiencia,
maestro quizá mudo,
retórico ejemplar, inducir pudo
a uno y otro Galeno
para que del mortífero veneno,
en bien proporcionadas cantidades
escrupulosamente regulado
las ocultas nocivas cualidades,
ya por sobrado exceso
de cálidas o frías,
o ya por ignoradas simpatías
o antipatías con que van obrando
las causas naturales su progreso
(a la admiración dando, suspendida,
efecto cierto en causa no sabida,
por proloijo desvelo y remirada
empírica atención, examinada
en la bruta experiencia,
por menos peligrosa),
la confección hiciera provechosa,
último afán de la Apolínea ciencia,
de admirable trïaca,
¡que así del mal el bien tal vez se saca!--;
no de otra suerte el Alma, que asombrada
de la vista quedó de objeto tanto,
la atención recogió, que derramada
en diversidad tanta, aún no sabía
recobrarse a sí misma del espanto
que portentoso había
su discurso calmado,
permitiéndole apenas
de su concepto confuso
el informe embrión que, mal fomado,
inordinado caos retrataba
de confusas especies que abrazaba
--sin orden avenidas,
sin orden separadas,
que cuanto más se disuelven desunidas,
de diversidad llenas--,
ciñendo con violencia la difuso
de objeto tanto, a tan pequeño vaso
(aun al más bajo, aun al menor, escaso)."

Sor Juan concluye este fragmento afirmando el fracaso del método de conocimiento descrito por san Agustín, dándose cuenta que no produce siquiera resultados empíricos como los que se están explicando en el siglo XVII, siglo de la ciencia. La afirmación de la imposibilidad de generar un concepto con un referente objetivo, expresado en este fragmento, ha levantado la sospecha del cartesianismo de sor Juana, de esa parte de la duda metódica, donde se espera encontrar verdades evidentes e indubitables, cosa que no tienen los conceptos de la intuición agustiniana. La parte sobresaliente es la afirmación de sor Juana de que hay una imposibilidad de esa vía para obtener un conocimiento siquiera empírico, que explique causas de pequeños fenómenos.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Análisis del "Primero Sueño" de sor Juana Inés de la Cruz: aristotélica-tomista

Por Pascual Zárate Avila
Sor Juana al llegar a este punto nos da un viraje, la intuición como principio de conocimiento le ha dado la conformación de un mundo, pero al intentar conocerlo la intuición se ha hecho insuficiente para definir conceptos claros y distintos, a la manera cartesiana, por ello, ahora servirá del método discursivo de santo Tomás de Aquino, procederá definiendo conceptos conforme a las nueva categorías y la substancia, de acuerdo a la lógica aristotélica.

En cuanto a las categorías, difiriendo con Aristóteles, las considera artificiales, es decir, construidas por la mente humana, no las considera como santo Tomás, quien admite que las categorías no son sólo formas de predicación, sino al mismo tiempo y aún antes que todo, modos del ser o grados del ser. Los predicables (género, especie, diferencia, propio, accidente), en oposición a los predicamentos (categorías), son puras segundas intenciones o formas del entendimiento y pertenecen como tales a la lógica.

Pero es necesario hacer más explícito y claro en lo que consisten las categorías. Los predicamentos o categorías, los predicables constituyen los modos o títulos conforme a los cuales se afirma o se niega un predicado de un sujeto, es decir, se hace la predicación. El predicado, lo que se afirma o se niega de un sujeto, puede ser algo que existe en si mismo, o que necesita de otro ser para existir, esto es, existe en otro. En ambos casos es algo que se puede negar o afirmar.

Cuando el predicado se expresa mediante algo que existe en si mismo, se llama substancia, cuando en cambio necesita de otro ser para existir recibe el nombre de accidente.

Las distintas ideas universales que constituyen los predicados, sean substancias o accidentes, reciben el nombre de predicamentos, categorías o universales directos.

Los predicables se pueden definir como los distintos modos de realizar la predicación. Las categorías, en cambio, se definen como: los diez supremos géneros de las cosas a que se pueden reducir todo cuanto existe.

Las categorías o predicamentos se clasifican en substancia y accidente; nueve categorías accidente y una categoría substancia. La categoría sustancia es independiente; existe en si misma y es la base en la que se dan las nueve categorías accidente. La substancia, juntamente con los nueve accidentes, constituyen las diez únicas clases de seres, de tal manera que todo lo que existe o en substancia o en accidente, no hay término medio, todo lo que existe debe clasificarse dentro de los diez predicamentos.

Las categorías son:

Substancia.- El accidente cuya esencia debe existir en si mismo y no en otro como en un sujeto.

Cantidad.- El accidente que hace extensiva en partes a la substancia material.

Cualidad.- El accidente que sirve para expresar lo que son las cosas.

Relación.- El accidente cuya esencia consiste en decir orden a otra cosa, de cierta manera o, también, el vínculo o lazo de unión por el que dos o más seres se presuponen mutuamente.

Acción.- La operación de un sujeto como realizada por él mismo.

Pasión.- La operación de un sujeto como recibido en él mismo.

Tiempo.- Medida de movimiento tomando en cuenta un principio y un fin.

Lugar.- La extrema y primera superficie inmóvil para el cuerpo en el ambiente.

Sitio.- Disposición u orden de las partes en el lugar.

Estado o Hábito.- Lo que sobre pone al cuerpo o a lo que dice referencia al cuerpo.
La substancia puede ser primera o segunda. La substancia primera es lo mismo que la substancia singular, perfectamente individualizada, existente en la realidad de las cosas. Según Aristóteles, es la que ni se predica del sujeto ni existe en el sujeto, es decir, es el mismo sujeto. Por ejemplo, Pedro, mesa, árbol: La substancia segunda, en cambio, es la noción genérica o especifica que se afirma de los distintos singulares, substancia segunda es la substancia predicamental, es decir, un universal directo. Aristóteles la define como la que no está en el sujeto pero se predica de eél. Por ejemplo: hombre, bestia, etc. La substancia se puede considerar en tres sentidos:
a.-) Amplísimo.- Es lo mismo que la esencia de una cosa y en este sentido no se opone al accidente, que también tiene su esencia.
b.-) Amplio.- En cuanto se opone al accidente, significando todo lo que es distinto a las modalidades accidentales o secundarias.
c.-) Estricto.- Es decir, el primer predicamento, que es la base de los demás. Es decir, el ser que existe en si mismo y no en otro como en su sujeto. Aquí nos referimos a la subtancia predicamental.
El accidente, o sea la forma de estar en otro, puede tomarse en distintos sentidos. Ser em otro, puede decirse, por ejemplo: del cautivo en la cárcel o el marino en la nave o, también, el alma en el cuerpo, o finalmente como la virtud en el alma. El cautivo y el marino esntán en la cárcel o en la nave, como una substancia completa en un lugar determinado; el alma está en el cuerpo, como las partes en el compuesto, o como la forma substancial en su materia, ocomo la fusión de potencia y acto, en el ser.
La substancia es inteligible, es decir, no se percibe con los sentidos, tan solo se entiende. El accidente, en cambio, es perceptible con los sentidos. Por ejemplo la substancia árbol lo que percibimos con los sentidos es el tamaño, el color, la forma, etc. La mente, por el contrario, es la que percibe la substancia.
Sor Juana considera a las categorías más que seres reales que dicen orden a la substancia, las considera más bien artificiales, es decir, ideas contruídas, de esta manera se aproxima a la filosofía cartesiana de l Res Cogitans, como un mundo con leyes independientes de la Res Extensa. Pero sólo apunta hacia allá, no lo afirma categóricamente, y aún lo mezcla con el lenguaje aristotélico.
Buscando ideas claras y dsitintas, va adiscurrir de una en una las cosas, utilizando las categorías como instrumentos de conocimiento, su discurrir le proporcionará la forma. En el sentido anterior, el discurso alude al hecho del curso de un término a otro (o de una proposición a otra), en el proceso de un razonamiento de tal suerte que el discurso se detiene cuando se pasa a una proposición considerada como evidente, para nosotros.
En la escolástica es frecuente antender tal razonamiento como paso de la causa a lo causado.
La intuición le ha reportado el contenido de las cosas, ahora ésta no le ha dado la forma de las cosas, sor Juana expresa este descalabro asociandolo a aquellas naves que en los versos anteriores, navegaban en total transparencia. Sor Juana establece que la Res Extensa tiene leyes propias, que son una oscuridad que no deja ver la verdad evidente.
"Las velas, en efecto, recogidas,
que fío inadvertidas
traidor al mar, al viento ventilante
--buscando, desatento,
al mar fidelidad, constancia al viento--,
mal le hizo de su grado
en la mental orilla
dar fondo, destrozado,
al timón roto, a la quebrada entena,
besando arena a arena
de la playa el bajel, astilla a astilla,
donde --ya recobrado--
el lugar usurpó de la carena
cuerda refleja, reportado aviso
de dictamen remiso;
que, en su operación misma reportando,
más juzgó conveniente
a singular asunto reducirse,
o separadamente
una por una discurrir las cosas
que vienen a ceñirse
en las que artificiosas
dos veces cinco son Categorías".
La búsqueda de verdades evidentes es el síntoma del siglo de la ciencia, representado por Descartes, y sor Juana expresa ese mismo propósito filosófico, y para ello empleará ahora el método lógico categorial, para sujetar a la Res Extensa en una comprensión de la Res Cógitans, sin el radicalismo de los racioanalistas del siglo.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Análisis del "Primero Sueño" de sor Juana Inés de la Cruz: cambio de método

La filosofía en el poema “Primero Sueño”: sor Juana filósofa


Por Pascual Zárate Avila 
Llegando a este punto el poema de sor Juana deja a un lado su vía intuicionista y aborda el problema del conocimiento del mundo, del universo, acudiendo al discurso, a la otra forma del pensamiento, a la forma del pensamiento discursivo. Este es el único por respecto al cual cabe hablar propiamente de "método", esto es, de recorrido de un camino, por sus pasos contados, hasta una meta; no, por respecto a la intuición, cuya esencia está en la pretención de adueñarse del objeto, aún cuando este es la totalidad de los objetos, en un solo golpe de vista.
Al comenzar este nuevo camino, sor Juana por pimera vez nombra directamente el término de metafísica, para referirse en especial a la manera discursiva inaugurada por Aristóteles, aunque el intuicionismo del que anteriormente se ha valido sor Juana también cae dentro de la metafísica, pero de una metafísica ya impregnada por la religión cristiana floreciente durante la Edad Media.
El concepto de metafísica enunciado en esta parte del poema se haya en directa relación al referido por Aristóteles según el cual "Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que es y sus atributos esenciales.
Esta ciencia no se confunde con ninguna de las llamadas ciencias particulares, pues ninguna de ellas considera en general el ser en tanto que ser, sino unicamente una parte del mismo."
En cambio, esta ciencia investiga "los principios y las causas más elevadas" y por eso merece ser llamada filosofía primera, no sólo por su anterioridad y primacía sobre todos los saberes, sino por la anterioridad de su objeto, la substancia inmóvil, el ser en cuanto que es y puede flexionarse en una multiplicidad de entes.
La metafísica ha sido concebida, también, como aquel saber que nos dice algo acerca de lo que está más allá del ser físico. Pero como más allá del ser físico se supone existir el ser inteligible, la metafísica ha sido concebida, también, como el conocimiento de lo inteligible, de aquello que se halla "tras" lo sensible.
La idea de ente es necesaria aclararla para nuestro análisis del sentido en el poema de sor Juana. Corresponden al ente las notas, incluyendo la esencial indefinibilidad metafísica, que han constituido los rasgos esenciales que se formulan siempre acerca del ser.
Como muchos escolásticos señalan la noción del ente es "comunísima" y comprende tanto lo que existe como lo que puede existir. Así, lo primero que aparece en el problema del ente es la necesidad de su división. El ente es considerado según santo Tomás, como aquello que cae primeramente bajo el acto de la aprehensión.
Las cosas particulares e individuales se precisa reducir a una forma única general, la cual sería el concepto que contendría las partes más significativas de toda una especie de cosas.
Es decir, habría una reducción en tanto que se considera a toda cosa material o substancia, que según santo Tomás, está compuesta de una forma substancial y de una materia prima, la materia es la que marca las diferencias entre individuos de la misma especie. (S.T. c. 76, AI)
La reducción vendría a ser dada por la abstracción de la pura forma y considerada como más fundamental. (Esto en la tesis según la cual una realidad determinada no es sino otra realidad que se supone "más real" o "más fundamental"), para llegar a formar nociones genéricas, ideas y entidades abstractas.
Sor Juana pues ha declinado conocer todo de y en un acto intuitivo todo lo creado, pero lo cual se presta a ir discurriendo por todas las cosas, siguiendo el orden de las categorías que las abarcan todas, al elevarse por grados de generalización desde cosas individuales hasta los géneros supremos. Para ello sigue la teoría de los actos del conocimiento de santo Tomás en quien se distinguen cuatro etapas o fases:
1.- El punto de partida es la sensación o percepción sensible. Todo lo que conoce el hombre, aún lo no sensible, de lo que de suyo ninguna representación sensible se puede dar, lo conocemos sólo por la vía del sentido. Santo Tomás lleva hasta sus últimas consecuencias, el prinicpio aritotélico de que el alma nunca conoce intelectualmente sin la ayuda de la imaginación, y muestra en casos concretos cómo siempre partimos de representaciones de la fantasía o nos ayudamos de intuiciones sensibles para las operaciones superiores de la mente, aún al pensar los objetos más elevados, como Dios y los espíritus puros. (S.T. I, 84, 6 y7)
Aunque estas representaciones de la fantasía ejercen una función puramente de concomitancia sin que constituyan la propia esencia del acto mental intelectual.
2.- El resultado de la intuición o percepción sensible, la imagen sensible es iluminada en un estadio superior por el entendimiento agente. Con ello se tienen los contenidos universales de las diferentes representaciones particulares de la misma clase, los universales, el concepto universal, las esencias. Son de naturaleza espiritual, es decir, suprasensibles. Santo Tomás habla de una deducción de estas formas ideales de esencia, de una "abstracción". Pero si se tiene en cuenta que la iluminación se toma en el sentido del concepto aristotélico de la luz, que habla de la visibilidad de los colores causado por la luz, suponiendo por un objeto que existe ya como algo hecho y que sólo tiene que ser iluminado, se comprenderá que ésta abstracción medieval es una "intuición de esencias" y no una creación de esencia por el espíritu; es decir, en santo Tomás, las formas eternas latentes vienen sólo a hacerse actualmente visibles gracias a la acción del entendimiento agente.
3.- El siguiente paso en el proceso del conocimiento consiste en la recepción de las especies intelectuales en el espíritu. Santo Tomás distingue, con distinción real, el entendimiento agente del entendimiento posible, que se conduce, este último, pasivamente, y en el que se han de imprimir y escribir las especies, al modo como se escribe sobre una tablilla de cera sin rayar. También Aristóteles admite un entendimiento pasivo en el que se imprimen las verdades.
En ese mismo sentido son también para santo Tomás las imágenes o representaciones espirituales especies impresas.
4.- Efectivamente el entendimiento posible despliega aún una particular actividad, refiriendo intencionalmente las imágenes espirituales impresas a sus objetos correspondientes. Toma el entendimiento estas imagenes mentales, por decirlo así, como medios de expresión, palabras con las que el entendimiento mismo refleja y como que reproduce para sí el mundo. El mundo que es múltiple y diverso en formas, lo cual es racionalizado jerarquicamente por la escolástica en distintos grados de perfección, tanto como a los conceptos, que según santo Tomás, están, en cuanto a su ser, originaria y primeramente realizados en Dios, y sólo en el orden del conocimientoson conocidos y denominados por nosotros a partir del mundo de las cosas. (S.C.G. I,34)
"Se comprende al punto al mirar la naturaleza de las cosas. En una consideración más atenta y detallada se hallará que la diversidad de las cosas se realiza por grados; sobre los cuerpos inanimados encontramos las plantas; por encimas de ellas los animales irracionales y sobre éstos los seres dotados de razón. Y en general se da en ellos diversidad, según que éstos o aquellos son más perfectos" (S..C.G. III, 97)
Así concebido el conocimiento y el mundo, sor Juana se propone ir, pues, en pos del conocimiento que la llevará en última instancia a vislumbrar a Dios. Para ello deberá, según se lo propone, conocer una a una las especies inanimadas pasar a las plantas, pero sin olvidar ir discurriendo las cosa, es decir, ir de una en una y no ya, como la vez anterior, todo de conjunto.
"reducción metafísica que enseña
(los entes concibiendo generales
en sólo una mentales fantasías
donde de la materia se desdeña
el discurso abstraído)
ciencia a formar de los universales,
reparando, advertido, con el arte el defecto
de no poder son un intüitivo
conocer acto todo lo crïado,
sino que, haciendo escala, de un concepto
en otro va ascendiendo grado a grado,
y el de comprender orden relativo
sigue, necesitado
del entendimiento
limitado vigor, que a sucesivo
discurso fía su aprovechamiento;
cuyas débiles fuerzas, la doctrina
con doctos alimentos va esforzando,
y el prolijo, si blando,
continuo curso de la disciplina,
robusto la ve alientos infundiendo,
con que más animoso
al palio glorioso
del empeño más arduo, altivo aspira,
los altos escalones ascendiendo
--en una ya, ya en otra cultivado
facultad--, hasta que insensiblemente
la honrosa cumbre mira
término dulce de su afán pesado
(de amarga siembra, fruto al gusto grato,
que aun a las largas fatigas fue barato),
y con lanta valienta
la cima huella de su altiva frente."
Libros de difusión promovidos por Armando Escobar Olmedo, recordando el Día del Libro.

Análisis del "Primero Sueño" de sor Juana Inés de la Cruz: la visión del águila de Patmos

Por Pascual Zárate Avila
Encontramos en esta parte del poema la referencia a la palabra "método", lo cual ha hecho pensar que ello la ubica dentro de las pensadoras moderna, y se ha debatido acerca del sentido y la significación que dentro del contexto y del pensamiento de sor Juana tiene la mención de "método".
Según el eje de reflexión que nuestro trabajo lleva, nos permite sostener que el sentido usado dentro del poema de la palabra método, es de acuerdo a la idea de un camino hacia, es decir, un camino que se propone vislumbrar a Dios, y este mundo, según la escolástica, nos refiere a Dios. Ahora bien este mundo requiere de ciertos instrumentos para conocerlo por la conciencia subjetiva, la Res Extensa.
Para este propósito, sor Juana, recorrerá las cosas reales por jerarquías, para llegar al estudio de los más elevado, y procederá para conocer cada objeto, de acuerdo a las operaciones descritas anteriormente y que sor Juana toma de santo Tomás de Aquino, las cuatro fases del conocimiento.
Lo que nos explica el poema es que utiliza las categorías aristotélicas que conducen al conocimiento de la substancia, la cual es grabada en el entendimiento posible, dándole un sentido y una significación. Nos refiere en el poema, que para ello procedió primero a estudiar lo más imperfecto, el grado mínimo dentro del orden de las cosas y refiriéndose a la materia inorgánica, para proceder a otro grado más complejo de cosas, donde se requiere conocer ya la manera como se alimenta de la tierra y crece, en el caso de los vegetales, que según sor Juana, que por tener vida están muy por encima de cualquier cosa inorgánica, así sean las estrellas y su inmensidad.
"De esta serie seguir mi entendimiento
el método quería,
o del ínfimo grado
del ser inanimado
(menos favorecido,
si no más desvalido,
de la segunda causa productiva),
pasar a la más noble jerarquía
que, en vegetal aliento,
primogénico es, aunque grosero,
de Thetis --el primero
que a sus fértiles pechos maternales,
con virtud atractiva,
los dulces apoyó manantiales
de humor terrestre, que a su nutrimento
natural es dulcísimo alimento--,
y de cuatro adornadas operaciones
de contrarias acciones,
ya atrae, ya segrega diligente
lo que no serle juzga conveniente,
ya lo superfluo expele, y de la copia
la substancia más útil hace propia;
y --ésta ya investigada
forma inculcar más bella
(de sentido adornada,
y aun más que de sentido, de aprehensiva
fuerza imaginativa),
que justa puede ocasionar querella
--cuando afrenta no sea--
de la que más lucida centellea
inanimada Estrella,
bien que soberbios brille resplandores
--que hasta a los Astros puede superiores,
aun la menor criatura, aun la más baja,
ocasionar envidia, hacer ventaja--;"
Al ir escalando en grados los diversos niveles de perfección de las cosas, que según la escolástica, son creados, sor Juana llega a encarar al concepto "hombre", y sobre él tiene una idea por demás medieval. Es decir, el hombre es el centro del universo, el hombre, entanto que creado, se encuentra en un nivel intermedio, es decir, por una lado participa de la naturaleza formal de los ángeles que no tienen materia, que son formas puras, que tienen un comienzo y que pueden participar del conocimiento de Dios, pueden unirse conscientemente a Dios.
El hombre, entonces, puede conocer y elegir, puede participar de Dios, con su pensamiento se acerca al mundo espiritual, tiene las potencias propias de los ángeles.
"Luego para la perfección del universo se requiere la existencia de algunas criaturas intelectuales. Más el entender no puede ser acto del cuerpo ni de facultad alguna corpórea, porque todo cuerpo está sometido al tiempo y al espacio. Por consiguiente, para que el universo sea perfecto, es necesario que exista alguna criatura incorpórea" (S.T. custión 50, artículo 1)
El alma del hombre tiene la capacidad de entender, es forma al igual que el ángel pero es forma de una materia.
El hombre también participa de una naturaleza que tiene los defectos de la materia. Como animal posee sus potencias sensitivas que son las cinco facultades de: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Un dejo de la influencia cartesiana, quien inauguro la consciencia de la "subjetividad" como una realidad con leyes propias, sor Juana también quiere conocer los modos y formas de la naturaleza interna del hombre, de los componentes de la subjetividad, por ello afirma la existencia de cuatro sentidos internos: sentido común, fantasía, estimativa y memoria sensitiva.
Y además posee las potencia vegetativas que corresponde a lo que se refiere a la vida en su ínfimo grado, lo cual es cuando el hombre duerme y el cuerpo continua con sus funciones orgánicas. Es este sentido se habla de ser el hombre compendio a estos tres diferentes modos de seres, y a la vez se encuentra en los extremos, es grado ínfimo de la vida espiritual y al mismo tiempo, el más alto grado de la vida material, por lo cual sor Juana nos dice del hombre que es el ente que une a lo que se refiere al cielo, en sentido cristiano de vida puramente espiritual, y a la tierra, en tanto es donde crecen las cosas materiales y perecederas.
El hombre es guiado o dirigido por sus potencias apetitivas que comprenden sus tendencias instintivas, por sus potencias locomotivas que comprenden el movimiento local espontáneo, y por sus potencias intelectivas que refieren el pensar y el querer libre.
En esta parte del del texto del poema, hay una referencia clara a un origen del mundo y de las cosas causado por un ser que las crea, de acuerdo a un proyecto pensado por él, y que nos refiere al hombre como punto culminante del universo que es imagen de su creador. Por ello el conocimiento del mundo que se encuentra hecho, conduce, según la escolástica, a intuir y a acercarse al conocimiento superior de un ser, del cual sólo se puede conocer lo que no es. Hasta aquí el poema nos ha traído a cuenta el saber medieval, nos ha conducido por el pensamiento tradicional propio de la Edad Media, y nos ha referido la experiencia metafísica de la razón que va en pos de la contemplación de Dios, pero sor Juana realiza este ejercicio intelectivo como una indagación de la posibilidad del conocimiento, y veremos cómo admite que no proporciona ningún conocimiento cierto, claro y distinto de las cosas.
"y de este corporal conocimiento
haciendo, bien que escaso, fundamento,
al supremo pasar maravillos
compuesto triplicado,
de tres acordes líneas ordenado
y de las formas todas inferiores
compendio milagroso;
bizagra engarzadora
de la que más se eleva entronizada
Naturaleza pura
y de la que, criatura
menos noble, se ve más abatida;
no de las cinco solas adornada
sensible facultades,
mas de las interiores
que tres rectrices son, ennoblecida
--que para ser señora
de las demás, no en vano
la adornó Sabia Poderosa Mano--;
fin de Sus obras, círculo que cierra
la Esfera con la tierra,
última perfección de los criado
y último de su Eterno Autor agrado,
en quien con satisfecha complacencia
Su inmensa descansó magnificiencia;
fábrica portentosa
que, cuando más altiva al Cielo toca,
sella el polvo la boca
--de quien ser pudo imagen misteriosa
la que Águila Evangélica, sagrada
visión en Patmos vió, que las Estrella
midió y el suelo con iguales huellas,
o la estatua eminente
que del metal mostraba más preciado
la rica altiva frente,
y en el más desechado
material, flaco fundamento hacía,
con que leve vaivén se deshacía--;
al Hombre, digo, en fin, amyor portento
que discurre el humano entendimiento;
compendio que absoluto
parece al Ángel, a la planta, al bruto;
cuya altiva bajeza
toda participó Naturaleza,
¿Por qué? Quizá porque más venturosa
que todas, encumbrada
a merced de amorosa
Unión seria ¡Oh, aunque repetida,
nunca bastantemente bien sabida
merced, pues ignorada
en lo poco aprecidad
parece, o en lo mal correspondida!"

viernes, 19 de diciembre de 2008

Análisis del "Primero Sueño" de sor Juana Inés de la Cruz: las ciencias naturales


Por Pascual Zárate Avila
Sor Juana se plantea una pregunta acerca de la razón por la cual el hombre es compendio y término de la creación, se contesta la imposibilidad de discurrir tan complicados aspectos del mundo y su relación al pensamiento de Dios, si simples procesos naturales no se los alcanza a explicar, si no sabe porque las flores tienen una bella figura, unos colores también, bellos y un aroma agradable. Y porque cambia de color con el día, que cambia tanto como la tez de una mujer.
Para sor Juana es fundamental conocer el mundo natural para así acercarse al conocimiento más elevado, el cual está en relación a Dios, y aquí encontramos a manera de interrogación una propuesta de conocimiento de las cosas para así conocer más propiamente la esencia de Dios. Es una reinvicación del conocimiento natural al interior de la Doctrina Cristiana, es un abandono de las ideas puramente morales y místicas como formas de aproximación a Dios.
Sor Juana nos ha aclarado que busca, siguiendo la tradición metafísica que ha aprendido de los filósofos medievales, la verdad, pero nos aclara que se ha lanzado a esa búsqueda careciendo de conocimientos, digamos, puramente científicos, es decir, que expliquen siquiera el orden físico de la Naturaleza.

"Estos, pues, grados discurrir quería
unas veces. Pero otras, disentía,
Excesivo juzgando atrevimiento
el discurrirlo todo,
quien aun la más pequeña,
aun la más fácil parte no entendía
de los más manüales
efectos naturales;
quien de la fuente no alcanzo risueña
el ignorado modo
con que el curso dirige cristalino
deteniendo en ambages su camino
--los horrorosos senos
de Plutón, las cavernas pavorosas
del abismo tremendo,
las campañas hermosas,
los Eliseos amenos,
tálamo ya de su triforme esposa,
clara pesquisidora registrando
(útil curiosidad, aunque prolila,
que de su no cobrada bella hija
noticia cierta dió a la rubia Diosa,
cuando montes y selvas trastornando,
cuando prados y bosques inquiriendo,
su vida iba buscando
y del dolor su vida iba perdiendo)--;
quien de la breve flor aun no sabía
por qué ebúrnea figura
circunscribe su frágil hermosura;
mixtos, por qué, colores
--confundiendo la grana en los albores--
fragante le son gala;
ámbares por qué exhala,
y el leve, si más bello
ropaje al viento explica,
que en una y otra fresca multiplica
hija, formando pompa escarolada
de dorados perfiles cairelados,
que --roto del capillo el blanco sello--
de dulce herida de la Cipria Diosa
los despojos ostenta jactanciosa,
si ya el el que la colora,
candor al alba, púrpura al aurora
no le usurpó y, mezclado,
purpúreo es ampo, rosicler nevado;
tornasol que concita
los que del prado aplausos solicita;
preceptor quizá vano
--si no ejemplo profano--
de industria femenil que el más activo
veneno, hace dos veces ser nocivo
en el velo aparente
de la que finge tez resplandeciente."

Sor Juana Inés de la Cruz, análisis "Primero Sueño": La Inqusición dogmática colonial y el temor de sor Juana

Ahora bien, el estudio aislado de un objeto parece empresa difícil cuandoblemente lo es considerada la naturaleza en conjunto. Aquí se nos presenta una exclamación de protesta a su tiempo y gobierno, que rehuye el estudio de los objetos solos, de la observación empírica se desentiende el entendimiento, cómo quiere entonces conocer al universo en su conjunto, si lo cual es una empresa dificilísima. Lo que interpretamos es que sor Juana cobra consciencia del cambio de época, del fin de la hegemonía teológica y el mundo que sobrevendrá basado en el estudio de los fenómenos empíricos.
"Pues si a un objeto solo --repetía
tímido el pensamiento--
huye cobarde el conocimiento
y cobarde el discurso se desvía;
si a especie segregada
--como de las demás independiente,
como sin relación considerada--
da las espaldas el entendimiento,
y asombrado el discurso se espeluza
del difícil certamen que reúhusa
acometer valiente,
porque teme --cobarde--
comprehenderlo o mal, o nunca, o tarde,
¿cómo en tan espantosa
máquina inmensa discurrir pudiera,
cuyo terrible incomportable peso
--si ya en su centro mismo no estribara--
de Atlante a las espaldas agobiara,
de Alcides a las fuerzas excediera;
y el que fue de la Esfera
bastante contrapeso,pesada menos, menos ponderosa
su máquina juzgara, que la empresa
de investigar a la Naturaleza"
Sor Juana nos refiere que se ha reuido el estudio de los objetos por temor a no conocerlos correctamente, objetivamente. Los intentos de estudio quieren imitar el ejemplo de otras gentes, sobre todo de noticias europeas, pero que en la Nueva España supo sor Juana que un joven se aventuró a investigar la naturaleza y fue perseguido. Refiriendose a la Inquisición española, le recomienda que esos casos de reprobación de la investigación no se difundan porque son un ejemplo para que otros se aventuren a continuar el camino del conocimiento empírico. Para sor Juana, el ansia de saber no tiene frenos en la voluntad humana, aún a costa de la vida misma.
Para sor Juana su época cultural en América la pone en una disyuntiva existencial, o conformarse con la repetición del saber existente, o introducise a la investigación de la naturaleza, sabiendo el peligro de se perseguida por el santo oficio.
"Otras --más esforzado--,
demasiada acusaba cobardía
el lauro antes ceder, que en la lid dura
haber siquiera entrado;
y al ejemplar osado
del claro joven la atención volvía
--auriga altivo del ardiente carro--,
y el, si infeliz, bizarro
alto impulso, el espíritu encendía;
donde el ánimo halla
--más que el temor ejemplos de escarmiento--
abiertas sendas al atrevimiento,
que una ya vez trilladas, no ha castigo
que intento baste a remover segundo
(segunda ambición, digo),
ni el panteón profundo
--cerúlea tumba a su infeliz ceniza--,
ni el vengativo rayo fulminante
mueve, por más que avisa,
al ánimo arrogante
que, el vivir despreciando, determina
su nombre enternizar en su rüina,
Tipo es, antes, modelo;
ejemplar pernicioso
que alas engendra a repetido vuelo,
del ánimo ambicioso
que --del mismo terror haciendo halago
que al valor lisonjea--
las glorias deletrea
entre los caracteres dl estrago,
o el castigo jamás se publicara,
porque nunca el delito se intentara;
político silencio antes rompiera
los autos del proceso
--circunspecto estadista--;
o en fingida ignorancia simulara
o con secreta pena castigara
el insolente exceso,
sin que a popular vista
el ejemplo nocivo propusiera;
que del mayor delito la malicia
peligra en la noticia,
contagio dilatado trascendiendo;
porque singular culpa sólo siendo,
dejara más remota a lo ignorado
su ejecución, que no a lo escarmentado."