El tema del ensayo desarrolla dos puntos, el primero trata de cómo los representantes populares siempre han sacado beneficios personales de su periodo como presidentes municipales desde que él lo ha visto directamente, empezando por el periodo de Rigoberto Paredes Villagómez.
El segundo punto es sobre cómo no hay continuidad en los planes de desarrollo municipal, y de cómo muchos de ellos los realizan personas foráneas sin tomar en cuenta los conocimientos y sentido de urgencia local, propiamente afirma que no hay progreso real en la solución de problemas. Como dije, Juanjo muy bien puede entrar el movimiento de Los Indignados de la Plaza de Madrid, pues está incorforme e insatisfecho con la política, sobre todo con la teoría de la representación popular humanista y con sus resultados fallidos para impulsar el progreso en la libertad y la igualdad.
Y tiene toda la razón de su parte, dado que el cabildo municipal de Salvatierra realiza sus reuniones en la más completa opacidad, buscando los acuerdos en lo oscurito, por debajo de la mesa, en sesión secreta y volviendose invisibles a la opinión pública. Dos casos recientes: la destitución de cuatro funcionarios y el actual proceso de programación del festival de La Marquesada.
La opinión de los jóvenes, de los comerciantes, de las amas de casa, de los automovilistas no es tomada en cuenta, no hay un foro de consulta de qué quiere la población. En este blog opiné de la necesidad del sentido cultural que es posible organizar para esos días posicionados en la opinión pública como de "Orgía de cerveza y bandas".
Con sentido de participación platiqué con un regidor independiente, Agustín Rosillo Chávez, sobre la oportunidad de encausar la energía social para conocer y pensar la identidad social de Salvatierra y para promocionar un sentido de pertenencia y filiación de los jóvenes con la identidad de la cultura tangible e intangible de la ciudad, con miras de lograr reducir los abundantes graffitis de las fachadas en todo el paisaje urbano.
Desde ese día Agustín se volvió invisible, no contesta el nextel, se encierra en la sala de cabildos como si ahí ubiera ideas creativas que deliberar, y nadie sabe nada de cómo están procesando las inquietudes de La Marquesada en su posible vertiente cultural y familiar.
Lo mismo ocurre con la petición del consejo de cultura de Salvatierra de recibir financiamiento para la realización del VII encuentro de escritores, del que no sabemos cómo es su planeación, en qué y cómo se van a gastar los $80,000.00 (ochenta mil pesos) que piden, aunque probablemente no les den. El consejo tampoco recibe sugerencias para su organización, propuestas tendientes a establecer sitios y temas buscando que alcancen a dar oportunidades de vivencias estéticas para todos los creadores del municipio que quieran tener una comunicación literaria, formando un ambiente de diversidad y respeto con escritores interesados en recrear su obra en Salvatierra.
En circunstancias como las aquí descritas, la percepción de Juan José en su ensayo de Post Data, las conductas de egoísmo, aprovechamiento personal del servicio público para servirse a sí mismos y la falta de progreso en los valores culturales son una realidad, porque los promotores imponen su estilo tradicional de hacer las cosas, es decir escucharse a sí mismos, publicar sus propias obras y gastar los recursos públicos de la misma manera que los representantes y funcionarios sociales del municipio.
Todo tiene una manera de perfeccionarse, sólo se requiere libertad de opinión de todos en todo lo que es una cuestón pública, y requerimos trasparencia para que los ciudadanos emitan una opinión informada que contribuya al progreso social.
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