En el templo del Carmen de Salvatierra, Gto., a cada costado del retablo mayor, el maestro de obras fray Andrés de San Miguel, diseño dos pequeños oratorios, en uno está el Santísimo Sagrario y Jesús Crucificado y, en el otro, la Virgen de Guadalupe y la Sagrada Familia, con san José sosteniendo, simbólicamente, la espada de la Pasión, ensangrentada, que atravezó sus corazones.
A lo largo de la nave mayor se encuentran estampas en sobre relieve de la Pasión de Cristo.
La comunicación de Dios con el alma se presenta, dice santa Teresa de Jesús en las visiones y arrobamientos. La mente debe meditar la pasión de Cristo, su Vía Crucis, verlo en retratos y pensar el sentido salvífico de cada una de las 14 estaciones, haciendo oración. Con estas meditaciones debe ver al Santísimo Sacramento, comprender el sentido de la Redención y de su presencia sobrenatural en la Eucaristía.
La visión intelectual de oir a Cristo es una posiblidad misteriosa para el devoto, que bien puede pasar toda la vida esperando la visión intelectual, pero no debe de dejar de verlo en imágenes y pensar en ellas, sin embargo, no debe pasar todo el tiempo de continuo en la oración, sino de forma breve y espaciada, pues debe darse teimpo para las demás actividades del día.
Los dos oratorios son formas de aproximar al devoto a la experiencia del ejercicio de la visión intelectual.
La visión imaginaria, dice santa Teresa de Jesús, es cuando frente a las pinturas y representaciones de Jesús se hace gran reverencia, pues se confía en que hacen bien a la paz del alma. La visión imaginaria puede acontecer al devoto, y ese será un gran bien, pero mientras tanto puede sentir que las imágenes le dan calma y quietud, lo cual hace intuir su gran valor. Santa Teresa dice:
"que es como si en una pieza de oro tuviésemos una piedra preciosa de grandísimo valor y virtudes; sabemos certísimo que está allí, aunque nunca la hemos visto; mas las virtudes de la piedra no nos dejan de aprovechar, si la traemos con nosotras. Aunque nunca la hemos visto, no por eso la dejamos de preciar, porque por experiencia hemos visto que nos ha sanado de algunas enfermedades, para que es apropiada;" (M. VI, 9-2)
La oración enseñada por santa Teresa de Jesús mira más a las imágenes que a la lectura de los pasajes evangélicos, lo cual está reflejado en el decorado del templo, que muestra de manera directa y sin distractores de arte sacro, las escenas principales para la meditación y la oración.
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