Las noticias de la guerra al narcotráfico son una calamidad. Julio Hernández, articulista del periódico "la jornada", ayer publicó una argumentación sobre el inicio de las hostilidades entre el Estado mexicano y los cárteles de la droga, que me hizo pensar en una guerra estéril, que fue planteada en términos de conseguir la legitimidad para la gobernanza del país.
En la noche escuché y vi a Felipe Calderón argumentando el carácter inexorable de su decisión de combatir el narcotráfico. Su alocución televisiva sí me dejó la sensación de que los enfrentamientos eran acciones regidas por la fatalidad del destino, como la literatura épica de los desenlaces inamovibles, o como dice el populum: "no hai di otra".
Hoy en el periódico estatal "correo de gto", Raymundo Rivapalacio, en su columna "Estrictamente personal", desglosa la estadística de los asesinatos de ayer comparando las cifras con el récord del año pasado y, de otro, del sexenio de Fox, 2004. La conclusión es la normalidad de las bajas humanas, así se da el fenómenos social del narcotráfico en los meses de junio y julio de cada año.
Las noticias de las batallas callejeras seguirán, y las estrategias gubernamentales de largo plazo para erradicar las adicciones continuarán y, dentro de la táctica de alentar los valores y el sentido de identidad y compromiso vital de los jóvenes con sus familias, barrios y ciudades, en este blog de "Arcadia salvaterrense", hay una tarea emparentada de manera espontánea con el llamamiento de Felipe Calderón a todos los ciudadanos, un trabajo virtual de enseñanza social que tiene como visión contribuir en el aprendizaje de valores vitales, para construir ciudades mexicanas que podamos considerar como el mejor lugar para vivir.
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