Alocución de Juan José Cruz Zavala sobre la incomprensibilidad cultural del festival de La Marquesada. Invoca a la tradición de las fiestas patronales para valorar la nula aportación del encierro de toros y de las marchas musicales, los define simplemente como estímulo para la embriaguez de más de siete mil jóvenes al mismo tiempo.
Hay un dilema de prioridades entre los agentes culturales y los agentes económicos, que está definido en dos posiciones divergentes en cuanto al apoyo financiero: 1)Para unos no más de $10,000.00 para fomentar y promover, mediante el encuentro de escritores, la tradición de los poetas que mediante el lenguaje enseñan, -y aún aprendemos leyendo sus poemas,- a percibir el valor civilizatorio de los muros y fachadas de la ciudad; o 2) gastar $1,100,000.00 en promover una experiencia de emociones extremas a una multitud, para que reciba descargas inconscientes de adrenalina, se exalte con música de bandas, consuma cerveza, libere su lujuria contenida gracias a la expansión de lo permisible en una aglomeración anónima y foránea que ofrece escenas de encuentros callejeros de sexualidad juvenil.
El resultado del encierro de toros sólo se percibe en ganancias comerciales de restauranteros y cantinas, al día siguiente los jóvenes continuaran graffiteando las paredes, y seguirán desmotivados para estudiar y participar en acciones cívicas.
Muy bien por Juan José Cruz Zavala, no hay valores trascendentes en la forma que el gobierno municipal aparenta darle sentido al festival, sólo hay un pronóstico de relajamiento moral y perdida de la virtud de los valores domésticos de Salvatierra.
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