miércoles, 22 de noviembre de 2023

Geórgicas Mexicanas de Federico Escobedo (Segunda edición, transcripción)

Geórgicas Mexicanas de Federico Escobedo

por la transcripción Pascual Zárate 


EL POR QUÉ DE ESTA NUEVA EDICIÓN

 


    Alentado por la favorable acogida que, tanto aquí como en el extranjero, se le dispensó apenas salida de los tórculos nacionales, a la versión métrica que hice de la Rusticatio Mexicana del padre Landívar; y atendiendo, además, el hecho harto significativo y elocuente de que, a pesar de transcurridos 10 años desde el día en que por vez primera vio la pública luz; todavía, hasta la fecha, no cesan de buscarla con interés no pocas personas, aun de Europa y la América Meridional; resolví hacer esta nueva edición, tanto para satisfacer los deseos de cuanto solicitan la adquisición de algún ejemplar de la misma; cuanto para presentarla a los que la leyeren, ya corregida y expurgada cuidadosamente de las innumerables erratas, supresiones de algunos versos, y aun textos alterados, con que desgraciadamente apareció --me prorsus naciente ac inconsulto-- torpemente afeado, en la primera edición mexicana del año 1925.

    Otra de las causas que me movieron a reeditar la dicha versión de la Rusticatio, fue la de que, habiéndose agotado, en menos de seis meses, el único millar de ejemplares que de ella se tiró; no ha sido posible, por esta razón, atender a los numerosos pedidos que de ella se han estado haciendo hasta la hora presente. 

    Esta falta, con todo, hubiera en absoluto desaparecido, si como lo pensaba (y así oficialmente me lo comunicó) el Supremo Gobierno de Guatemala, por aquel entonces representado por el excelentísimo señor general Orellana, hubiese podido efectuar una nueva edición de las "Geórgicas Mexicanas". Pero, no obstante, sus buenos deseos, y cuando ya estaba casi a punto de realizarlos; sucesos imprevistos, que no es del caso referir, le impidieron el cumplimiento de su alta empresa cultural y noble propósito. ¡Nunca, como entonces, pudo traerse a cuento y colación en dicho de Marcial! "Habent sua fata libelli!...." 

    Entre tanto, la versión métrica de la Rusticatio, con el nombre genérico de "Geórgicas Mexicanas", siguió disfrutando ampliamente del favor del público; y tanto la prensa nacional como la extranjera, continuó tratándola con marcadas benevolencia; volviendo a recordarla con mayor cariño, si cabe, y todavía con nuevos elogios, al recurrir en octubre de 1931, el 2° Centenario del nacimiento de Landívar, que tanto aquí como en Guatemala se festejó en forma harto modesta, y no tan brillante, como era de esperarse, atenta la prócer figura del famoso poeta bucólico. 

    Con ocasión de este sonado Aniversario, creí yo que era llegada la oportunidad para que, en la República de allende el Suchiate, patria del Landívar, algunos, por lo menos, de los muchos que en ella pasan por humanistas consumados y conocedores profundos de la obra de su insigne paisano, se aprestasen a darnos una nueva versión parafrástica o literal, en prosa o verso, de la Rusticatio; pero, que yo sepa, no saltó al palenque ningún justador; quedando, a lo que creo, satisfechos únicamente con la traducción prosaica de la Rusticatio de la Loureda, por ser --dicen-- más literal y, por ende, mejor que la mía, que no se conforma con el original ,y que lo desvirtúa por completo. Mucho pudiera yo poner a tal reparo en defensa justa de mi pobre versión; pero prefiero callar a este respecto, y dejar mejor a que hablen por mi entre los muchos literatos que me favorecieron con sus apreciaciones críticas, dos o tres nada más, pero cuyos sólo nombres son ya una garantía para los peritos en esta clave de trabajos.

    El ilustre crítico bogotano doctor don Antonio Gómez Restrepo, en carta que me dirigió, a raíz de la publicación de las "Geórgicas", así me escribía: ...... "Desde cuando estuve en México, supe con placer que usted se ocupaba en traducir la Rusticatio Mexicana, libro que siempre me había interesado mucho y que no había logrado nunca conocer, hasta cuando me proporcionó un ejemplar (junto con otras curiosidades), el inteligente bibliógrafo Sr. Robles. Ahora estoy saboreando lentamente cómo se hace con los licores muy exquisitos, la elegantísima traducción de usted, comparándola con el original, para apreciar mejor lo grande del esfuerzo y las dificultades tan felizmente vencidas. Cuando terminé esta lectura que desgraciadamente sólo puedo hacer en los pocos ratos que me dejan prosaicas ocupaciones tendré mucho gusto en comunicar a usted mi opinión franca y sincera, razonándola lo mejor posible; aun cuando me reconozco desprovisto de autoridad para emitir un verdadero juicio sobre una obra tan sabía que merecía críticos como los Caros, los Cuervos y los Pombos, de quienes yo soy el más ferviente de los admiradores pero al menos aprovechado de los discípulos, aun cuando usted crea otra cosa, gracias a su genial benevolencia". 

Cinco años más tarde y cuando ya desempeñaba las altas funciones de Ministro plenipotenciario de su país en Roma, cerca del Quirinal, el mismo sabio cuanto modesto doctor Gómez Restrepo, en magnífico artículo que publicó sobre "Virgilio en América Latina", con ocasión del bimilenario del poeta de Mantua; vuelve a acordarse de mi modesta traducción de la Rusticatio, confirmando, a lo que parece, el favorable juicio que de ella antes había formado, a juzgar por los calurosos elogios con que la recomienda, y que, a riesgo de pescar de inmodesto, reproduzco aquí, solo con el fin de amparar y cubrir con ellos --como con yelmo de salud-- a la pobre hija mía, contra los tiros que pudieran enderezarle algunos petulantes Zoilos, que nunca faltan. He aquí, pues, los conceptos entusiastas y benevolentes del gran escritor colombiano acerca de las Geórgicas Mexicanas

"Durante la colonia hubo en América dos poetas virgilianos que lo fueron en la lengua misma de Virgilio. Entre los cultivadores de la moderna poesía latina figuran con honor el mexicano Alegre y el guatemalteco Landívar. El primero realizó la magna empresa de traducir la Ilíada de Homero en hexámetros latinos; pero como su devolución intima lo arrastraba hacia Virgilio, y su memoria cantaban dulcemente los versos de la Eneida, vistió al viejo poeta griego, ropaje virgiliano, esmaltando su traducción de frases tomadas del poeta latino: así resultó una fusión extraña de la poesía primitiva con el arte refinado y espléndido del épico de Roma. 

    "Landívar no tradujo; escribió una obra original, para cuya elaboración tuvo presente el modelo inmortal de la Geórgicas. Siguiendo la tradición de la orden religiosa a que tanto él como Alegre pertenecían, quiso emular a los Rapin y Vaniére que habían cantado ya los Jardines y el Cortijo, y escribió en quince cantos el poema de la Rusticatio mexicana, en que la musa clásica que había descrito las bellezas de Italia, se presta a cantar los nuevos panoramas y los productos exóticos del mundo de Colón, por cierto que en este poema, tan poco conocido por su extrema rareza, ha tenido la buena fortuna de ser traducido en elegantísimos versos castellanos, por un insigne poeta mexicano que viste como Landívar traje eclesiástico, y que como él, ha sabido adivinar todos los secretos del arte clásico: nos referimos a don Federico Escobedo, poeta religioso de alto vuelo y artista admirable de la lengua castellana."

    Por si todavía no quedase ya satisfecho y contento con estos encomios, a todas luces, extremados; torna mi noble y generoso amigo, en el reciente prólogo que escribió para recomendar mi último libro titulado: "Flores del huerto clásico y joyas literarias desconocidas", a refrendar con nuevas alabanzas, las profusas que ya en otras ocasiones había tributado a la métrica versión de la Rusticatio, como puede verse por estos elocuentes párrafos que aquí estamos y consigno. 

    "Es usted un poeta y un humanista como lo fueron sus egregios compatriotas Montes de Oca y Pagaza, honra como usted del Clero Mexicano. Cuando quiere, maneja usted la versificación latina con tanta soltura como la castellana, y sabe convertir, como lo efectuó con unos versos míos, el pobre yeso original el magnífico bronce de Corinto. Como cultivador de la poesía latina, sigue usted las huellas de sus grandes predecesores, Alegre y Landívar. Con este último tiene usted entronques más íntimos; su magnífico poema de la Rusticatio Mexicana, que la Naturaleza del Nuevo Mundo apareció revestida del encanto de la musa virgiliana, tuvo en usted afortunado intérprete, que hizo con todos los cantos del poema lo que había hecho con un corto fragmento del obispo Pagaza. Grandes traductores ha habido en América: en ese coro que presiden Bello, Caro y Ventura de la Vega ocupa usted puesto muy distinguido."

Ahora, haciéndose eco fiel y reproductor de la autorizada voz y apreciación del insigne crítico bogotano, oigamos a don Carlos González Peña, miembro del número de la Academia Mexicana, Correspondiente de la Española, quién, en su Historia de la Literatura Mexican, al tratar de las versiones completas que se han hecho de la Rusticatio del padre Landívar, califica a la nuestra del magnífica; y más tarde, en el hermoso artículo que escribió con motivo de las "Flores del huerto clásico y joyas literarias desconocidas", se produce en los siguientes  encomiásticos términos:

    "Pero no menores son los méritos del padre Escobedo como ´vendimiador de la clásica heredad´, --conforme él mismo sabrosamente dice.-- Sus versiones, son de latín al castellano o del castellano latín, cuando no los poemas que ha compuesto en esta última lengua le colocan entre nuestros humanistas más excesos. Traductor y poeta son una misma persona. Gracias a esto, y a su consagración paciente a un ideal estético por el que hoy no se dan casos de frecuente culto, podemos leer en diáfanos versus castellanos la Rusticatio de Landívar.

    Coincidiendo, finalmente, con los anteriores juicios que transcrito quedan, y que como es de verse, tanto favorecen y recomiendan a mi humilde trabajo de traductor de la obra poética del célebre jesuita guatemalteco; viene el valiosísimo del reverendo padre Mariano Cuevas, S. J., que consigna en el Tomo IV, Capítulo X, página 246, de su monumental Historia de la Iglesia en México, publicada en 1926, al tratar del alto movimiento intelectual desarrollado por la misma iglesia, en nuestra patria, ya por parte del clero secular como del regular; y que, por revestir el carácter de una verdadera apología que, por igual, abraza y comprende a Landívar y a su traductor; al pie de la letra se están para aquí, y fielmente se reproduce; 

    "Rafael Landívar nació en Guatemala cuando ésta era parte de nuestro virreinato, pero vino a México desde muy joven y todo su poema es testigo de que su mentalidad y su corazón estaban llenos de amor a México. A los diez y nueve años, el de 1750, entró en la Compañía de Jesús; enseñó retórica y poética en Tepotzotlán y en los colegios de Puebla y de México; fue expulsado en 1767 y murió en Bolonia en 1793. Su Rusticatio Mexicana, o sea descripción de nuestros campos y de todo lo que con ellos se relaciona, dentro de su corteza latina y de su sabor netamente virgiliano, lleva en realidad la imagen más bella que se ha idealizado de nuestra patria. 

    "Aunque después de muchos años, Landívar ha logrado un traductor ideal, inmejorable, en nuestro excelente amigo el señor presbítero don Federico Escobedo, que a principios de este año de 1925, ha presentado, precedida de eruditísimo prólogo, una traducción admirable en once mil versos castellanos, obra que honra a las letras mexicanas no menos que a nuestro Venerable Clero entre cuyas filas milita este sabio e inspirado sacerdote." 

A vista, pues, y en presencia del fallo favorable y dictamen aprobatorio dado y emitido por estos tres jueces de competencia suma, y testigos muy abonados, en cuya boca (podemos decirlo recordando una frase del Evangelio) tiene su asiento la verdad, que no la lisonja; bien puede ya sentirse tranquila, y no sé si diga que hasta ufana la propia vanidad, al pensar que no debe ser tan del todo mala la versión métrica española de la Rusticatio de Landívar, cuando literatos de tan alto y reconocido mérito así lo recomienda, celebran y ensalzan, no privada sino públicamente; y, lo que es más digno todavía de notarse, amparándola con el prestigio de sus nombres, y perpetuando su alabanza en los libros por ellos escritos, que habrán de pasar a la posteridad. 

    Largas, ciertamente, han sido las citas anteriores, y hasta quizá algunos pudieran decir con razón y justicia sobradas, que el acumulamiento que de ellas he hecho ha venido a degenerar en autobombo personal o en furioso alegato; y cuando ni esto ni aquello fueren, por lo menos, que resultaron al fin y a la postre, variaciones sobre un mismo tema, y repeticiones de disco harto ya conocido y, por lo tanto, de nula importancia y provecho. Pero en caso de que así llegasen a opinar mis lectores, yo les rogaría que tuviesen por cierto que, no por necio afán de notoriedad, ni por atra bilis, propia del genus irritabile vatum; sino, únicamente, por atender a la legítima defensa de mi la versión de la Rusticatio, motejada de deficiente por pocos apegada al original, en la propia tierra del padre Landívar; eché mano de tales citas y de ellas me serví para, con la fuerza de sus respectivos autores, contestar indirectamente a ciertos críticos guatemaltecos que querrían -- por lo visto-- se les diese a beber el clásico y exquisito licor que destinan los hexámetros landivarianos, no en limpias copas españolas o cristalinos vasos --como manda y preside el Arte--; sino más bien, en jarrones plebeyos, toscos y mal tostados, para parodiar ciertos verso muy conocido del capitán Francisco de Andrada. Afortunadamente contra tal proceder de traducir la Rusticatio en román paladino, protesta con viva energía el gran polígrafo que fue don Antonio Batres Jáuregui, cuando analizando con la sabiduría que le era peculiar la Rusticación. de Loureda, se expresa en la forma siguiente: 

    "El inmortal poema de Rafael Landívar, puesto en prosa común, se desfigura, se eclipsa, se rebaja; no tiene ya color; se le quita nada menos que la elocuencia elevada, el corte virgiliano, la elegancia de forma, las reminiscencias clásicas en que abunda el bardo guatemalteco. La genialidad poética de nuestro compatriota de la primera de nuestras glorias literarias, se vulgariza en el román paladino. La inspiración poética, el gusto exquisito, la gran copia de locución de los latinos versos, escritos en lengua sabía, con primorosos retóricos detalles todo eso que constituye la poesía excelsa, el mérito reconocido de Landívar, no existe en la traducción directa y literal de que se trata," 

"Sin duda que los inteligentes redactores de "El Libro y el Pueblo", órgano oficial de la Secretaría de Educación Pública en México, debieron conocer y tener muy presente las juicias y muy atinadas observaciones que anteceden del gran escritor guatemalteco señor Batres Jáuregui, cuando al dar cuenta de las "Geórgicas Mexicanas", el año de 1925 en que aparecieron, se expresaron en la siguiente forma, que parece dirimir la cuestión a debate; poniendo las versiones poéticas por encima de las literales y prosaicas:

"Recientemente se editó en México una traducción, en prosa, de la Rusticatio Mexicana, hecha por el licenciado Loureda Carro, bajo el título de Rusticación Mexicana. Nosotros no conocemos esa versión, pero nos inclinamos a creer que la del padre Escobedo, por ser métrica, es más fiel y valiosa que la del señor Loureda, puesto que el vaso de la prosa es menos adecuado para el de los versos clásicos, para contener el líquido maravilloso de este poema sin par." 

    Y doy fin a estas ya prolijas, pero necesarias explicaciones, rogando a mis amigos (tanto a los de dentro como fuera de casa) acepten esta nueva edición de las "Geórgicas Mexicanas", con la misma benevolencia con que acogieron la primera; con lo cual dareme por muy pagado y satisfecho. 

Tamiro Miceneo (firma)

Puebla México. 9 de marzo de 1935. 
 

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