viernes, 17 de noviembre de 2023

Historia Civil y Eclesiástica de Salvatierra, Gto., Vicente Ruiz Arias (Capítulo #12, transcripción)

 Historia Civil y Eclesiástica de Salvatierra, Gto., Vicente Ruiz Arias

por la transcripción Pascual Zárate Avila


La Coronación



1.- Descripción de la imagen. 

2.- Proyecto y primeros trabajos para la Coronación.

3.- Breve de su santidad el papa Pío XI. 

4.- Acto Solemne de la Coronación.

5.- La Virgen de la Luz en la ciudad de México.

6.- La festividad del mes de mayo.


(1). - A las tres de la tarde del lunes 2 de junio de 1930 reunidos en el templo parroquial los señores curas don José Espinoza y don Rafael Lemus, los señores presbíteros don José del Valle y don Jesús Garibay y el licenciado Melchor Vera se procedió a trasladarla a la pieza inmediata a la notaría en donde se encontraban ya reunidas varias personas de la población, quienes a indicación del señor cura Espinosa procedieron a quitar su ropas, hecho lo cual se encontró que la imagen tiene 98 centímetros de altura, que descansa sobre una base de madera de pino muy antigua. Esta base no está pintada ni barnizada, sino solamente cubierta en un grueso papel dorado muy antiguo, pegado a la madera. La nube es de manufactura relativamente moderna, hueca por detrás a la madera, la nube es de manufactura relativamente moderna, hueca por detrás y las nubes parece ser de madera de patol y están plateadas. Examinada minuciosamente la imagen se encontró que es de pasta ligera, de pulpa de caña de maíz en magnífico estado de conservación. Desde la cintura para abajo es de talla o sea que tiene figurado las ropas con la misma pasta de que está hecha y el cuerpo y la túnica están pintados de color de rosa ligeramente morado. La espalda y el manto de color azul claro con cuatro vueltas o lugares en que se ve la parte inferior del manto de color bermellón. Las manos son de madera de cedro o de patol y están sujetas a los brazos un poco arriba de la muñeca, siendo los brazos hasta el hombro de genero de lino llenos con algodón en rama y pegados en los hombros. Sobre la muñeca de la mano izquierda tiene pegada una tira de papel en que dice: "Estas manitas se las dio doña Luisa Galván Sánchez de Asnur. Mayo19 de 1920." Abajo de la túnica asoma la punta del pie izquierdo calzado y pintado de color café. La pintura en todo el cuerpo es indudablemente la original. En opinión de las personas que examinaron la imagen estuvieron de acuerdo que data del siglo XVI. 

La escultura del Santo Niño que se apoya en la mano izquierda de la imagen es de madera y de hechura posterior. Está de pie en la mano izquierda en la actitud necesaria para sostener el mundo de oro que de que se acostumbra a ponerle. 

La manita derecha está en actitud de bendecir y le falta el dedo índice. 

Esta pequeña escultura es de encarnación en su totalidad y parece ser de principios o mediados del siglo XVIII y por su tamaño y posición no es el que se ve en el óleo de la Santísima Virgen que se encuentra en la sacristía de la parroquia. La Virgen tiene los ojos de cristal cafés obscuros y tiene figurado ligeramente el pelo. Tiene la cabeza inclinada hacia la izquierda y en su cuello no se nota absolutamente nada que pueda hacer suponer que ha sido posteriormente que su construcción alterada la posición de la cabeza. La nube y los Ángeles que en ella están son muy posteriores, pues no alcanza más allá del segundo tercio del siglo XIX. 

(2). - En el mes de mayo de 1926, el señor cura Espinoza escribió una carta al señor arzobispo, don Leopoldo Ruiz y Flores, proponiéndole que para conseguir la paz de la iglesia hiciera a la Santísima Virgen de la Luz la promesa de coronar su imagen, precia la autorización del Sumo Pontífice. El prelado contestó que había sido un gran consuelo esta idea tan luego como la iglesia pudiera hacerlo con libertad. 

Poco después de haberse reanudado los servicios en los templos, el 8 de octubre de 1929, un grupo de personas que presidía el señor obispo de Tacámbaro, doctor don Leopoldo Lara, dieron gracias a la Virgen y se cantó solemne misa pontificial por haber terminado el conflicto. Cuando se reanudó el culto el señor arzobispo don Leopoldo Ruiz fue nombrado delegado apostólico quien reafirmó su promesa el 11 de mayo de 1932, no solo la solemne coronación sino su oficio y misa propios para toda la diócesis. Pasaron varios años para realizarse este propósito debido que el excelentísimo señor Ruiz fue llevado al destierro a los Estados Unidos. 

Mientras tanto, la idea de la coronación era aceptada y para mayor solemnidad celebraban misas pontificales con prelados de Guadalajara, Durango, San Luis Potosí, Tacámbaro, Tabasco y Papantla. En las fiestas de mayo de cada año se recibían peregrinaciones de Celaya, Acámbaro, Zinapécuaro, Coatepec, Yuriria, Moroleón, Uriangato y Querétaro. 

Para preparar los trabajos para la coronación en 1931 se formó un comité pro-coronación que fue integrado por los señores presbíteros Salvador Rodríguez y Luis G Becerra, señoras Carmen Espinoza de Ortega y Edelmira Suárez de Ojeda, señoritas Carmen Rosillo y Carmen Ortega, señores Ricardo Ojeda, Vicente Soriano, Lorenzo Larrea, Camilo Izaguirre, Francisco Franco, Manuel Aguilar, Enrique Ayala y J Jesús Gutiérrez. Además, este comité tenía el encargo del señor arzobispo coadjutor de Morelia, doctor don Luis María Martínez para que se organizaran y le dieran mayor solemnidad a la fiesta del 2 de febrero, y recibieron el nombramiento de Damas y Caballeros de la Corte de Honor de la Reina de las Luces. 

El primero de febrero de 1937 se consagró el templo parroquial por el señor arzobispo don Luis María Martínez, colocando las reliquias de los santos Diodoro, Eutropo, Gandioso, Honorato, Teódulo, Verecundo, Alicia, Yucuma y Pía. 

Muchos fueron los trabajos que se emprendieron con la colaboración espontánea de los feligreses por lo que las festividades resultaron más lúcidas que nunca. El interior de la Iglesia se reconstruyó totalmente, se dotó un órgano tubular con un valor de ocho mil pesos, construido por el alemán el señor Alfredo Wulburg radicado en la Ciudad de México. Se mandó fundir una gran campana al señor Enrique López, que tenía su taller en la Acámbaro, Guanajuato.

(3). - Refiere el señor cura Espinoza en su memoria de la coronación: 
"El día 28 de octubre de 1938 una llamada telefónica del señor prosecretario de la sagrada mitra, presbítero don Fernando Ruiz, dio a conocer al párroco de Salvatierra que en aquel momento era recibido en la Secretaría del Episcopado el Breve Pontificio concediendo la coronación y el señor arzobispo, al dar aviso, insinuaba la idea de que fueran echadas abuelo las campanas." "Así se hizo con júbilo por tres veces repartidas en media hora, reuniéndose mucha gente atraída por la novedad de tan alegres repiques." "Estas tres llamadas precedieron al canto del Te Deum con que se dio gracias a Dios, que así se complacía en llenar los anhelos de los salvaterrenses." 

Breve de Su Santidad el Papa Pío XI, ordenando la coronación: 
"Pío P.P. XI. - Para memoria en lo futuro. - Con gran amor y veneración se conserva desde hace muchos siglos en la ciudad de Salvatierra, Arquidiócesis de Morelia, con el título de Nuestra Señora de la Luz, una imagen de la Santísima Virgen María. No se nos oculta que esta antiquísima escultura de la Madre de Dios, que lleva en su mano izquierda a Jesús Niño, y sostiene con su derecha un ramo de olivo, ha derramado tantos y tan grandes beneficios sobre el pueblo cristiano de esa región, que la piedad y amor que este le profesa no sólo no se ha disminuido o resfriado con el tiempo, sino que, por el contrario, se aumenta día en día. Razón por la cual un número incontable de fieles acude a este santuario de María, ya para implorar nuevos favores, ya para atestiguar su gratitud por los recibidos. Así pues, cuando nuestro venerable hermano el arzobispo de Morelia, secundando los piadosos deseos del clero y pueblo tanto de los fieles de las regiones vecinas, como de toda la República Mexicana. Nos ha pedido con reiteradas súplicas que accediéramos a coronar con nuestra Autoridad Pontificia la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de la Luz, Nos, que nada deseamos tan ardiente como que el amor y piedad de los fieles para con la Santa Madre de Dios se reanime y aumente; oído el parecer de la S. C. de Ritos, hemos creído conveniente acceder benignamente a esta petición. Por lo cual, con Nuestra Apostólica Autoridad, y en virtud de las presentes Letras delegamos a nuestro venerable hermano, el arzobispo de Morelia, para que en el día que él mismo fije, en el templo parroquial de Salvatierra, después de la Misa Solemne, por sí mismo o por medio de alguna persona eclesiástica constituida en dignidad y especialmente deputada para este fin, conforme al rito y fórmula prescritos y Servatis Servandis, corone con diadema de oro, en Nuestro Nombre y con Nuestra Autoridad, la Soberana Imagen. Todo lo cual benignamente concedemos seguramente de que ellos redundarán en gran bien de la religión y en fruto espiritual de los fieles de este pueblo cristiano. Sin que obste nada en contrario, dado en nuestro castillo de Castel Gandolfo, bajo el anillo de pescador. El día 20 del mes de septiembre de 1938 año décimo séptimo de Nuestro Pontificado. - Anillo del Pescador. - Cardenal Pacelli, secretario de Estado. Rúbrica.



(4). - Para organizar la ceremonia formal el 25 de diciembre de 1938 se reunieron en la iglesia parroquial un grupo notable de personas para nombrar comisiones que coordinaron los trabajos, una mesa directiva que tendría el asesoramiento del presbítero Salvador Rodríguez y se formó con un presidente: J. Refugio Álvarez H.; secretario, Manuel Aguilar; tesorero, José Calderón; vocales, Isidro Olace, José Suárez, Remigio Villafuerte, Baltazar Aguilar, Enrique Ayala, Lino Cardiel y Jesús Ramírez Sosa; cobrador, J. Jesús Gutiérrez. Con las señoras se formaron dos comisiones: la del banquete y la velada que fueron nombradas presidente, señora Edelmira N. de Rodríguez y la señorita Teresa Cuellar, señoras María Ojeda de Ugalde, Estela L. de Lira, Antonia S. viuda de Vallejo y Luz Rosillo Viuda de Guerrero. Estas comisiones y el Comité que desde años anteriores venía trabajando aceleraron los preparativos para la celebración que sería en el mes de mayo del siguiente año de 1939. Se mandó a hacer la impresión de diez mil estampas en los Talleres Litográficos "La Enseñanza Objetiva de México" y se publicaron notas en casi todos los periódicos de la época donde participaban la noticia. Las señoritas Antonia Rita y Carmen Lomana bordaron el vestido con un dibujo de la señorita María Chagollan de la Congregación de Religiosas Guadalupanas, terminándose con el manto con figuras de ornato en oro y plata, perlas y diamantes. La corona fue un trabajo artístico que ejecutó don José Peregrina de Guadalajara, quien utilizó la corona antigua. 

Los principales actos que se verificaron en aquel mes de mayo de 1939 fueron los siguientes: 

Día 5. - Los reverendos padres pasionistas dieron principio a los actos extraordinarios con unas tandas de misiones que terminaron el día 14 erigiendo la Cruz que se acostumbraba a poner en el patio en la casa cural. 

Día 15. - Dieron principio otras misiones de Capuchinas con la participación del señor Canónigo don José del Valle. Se dio principio a un novenario con misas solemnes y llegó la primera peregrinación de Villa Jiménez, Michoacán, y otras que se repartieron durante el mes. 

Día 19. - Se recibió al señor José Guadalupe Ortiz, arzobispo de Monterrey y a don José Ríos, cura de la mencionada ciudad; el señor doctor Leopoldo Ruiz, arzobispo de Morelia y delegado apostólico. 

Día 20. - El señor cura Espinosa acompañado de los presbíteros don José Ríos, don Rafael Lemus y don Jesús Aguilera ayudaron en la celebración de la primera misa pontifical a cargo del señor Manuel Pío López, obispo de Tacámbaro. Ocupó la cátedra del Espíritu Santo el prosecretario de la Sagrada Mitra don Fernando Ruiz. 

Día 21. - El señor doctor José Guadalupe Ortiz, arzobispo de Monterrey, celebró la pontifical y lo acompañó el Orfeón de Querétaro, con la dirección del maestro canónigo don Cirilo Conejo. Por la tarde llegó la peregrinación de la colonia salvaterrense radicados en México por invitación del señor cura presbítero don Juan de Dios Hurtado, de la parroquia de Regina, compuesta por más de mil peregrinos que hicieron el viaje en un tren de doce vagones. 

Día 22. - Cantó la misa el señor obispo de Tacámbaro, y ocupó la cátedra sagrada del señor arzobispo de Morelia. A las doce del día fue bajada la Virgen de la Luz y llevada en procesión hasta la puerta del templo donde se cantó la salve Regina, y dio la bendición el señor cura Espinosa a toda su parroquia. 

Día 23. - Continuaban llegando en la estación del ferrocarril más peregrinos procedentes de distintas diócesis. La Misa Pontifical se celebró en San Francisco, que cantó el señor don José Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, con la asistencia del M. I. señor Juan Martín, abad de la Colegiata de San Juan de los Lagos y otros señores canónigos de la misma colegiata. El sermón estuvo a cargo del señor don Vicente Camacho, obispo de Tabasco, que desarrolló en tres puntos: "qué era la coronación para cada individuo en particular; qué era para la ciudad en Salvatierra; qué es para la Santísima Virgen". Por la mañana había llegado el señor doctor don Luis María Martínez, arzobispo de México. 

Día 24. - Festividad de Nuestra Señora de la Luz y su coronación. - Para la celebración se organizó una procesión de todos los prelados visitantes y religiosos de diversas órdenes y congregaciones, que sumaban un poco más de doscientos sacerdotes, quienes salieron de la casa cural para entrar por la puerta de la iglesia. El señor arzobispo Ruiz y Flores ocupó el trono con los ornamentos pontificales y dio principio la misa con la asistencia del Orfeón de Querétaro: De las memorias del señor cura Espinosa tomó lo siguiente: "Después del Evangelio ascendió a la cátedra el excelentísimo reverendísimo señor arzobispo de México, doctor don Luis María Martínez, quien con brillantez palabras enalteció primero la grandeza de la Santísima Virgen, Reina de los cielos y tierras, y enseguida habló de la gran significación del acontecimiento que iba a verificarse.." Para entenderlo había que remontarse con los recuerdos del año de 1932, en que ocupando también la cátedra sagrada el día de la festividad de mayo, el mismo excelentísimo señor Martínez, entonces coadjutor de Morelia, tomó por texto aquellas palabras de Salomón: ven del Líbano y serás coronada, y durante el desarrollo hizo en su nombre y en el del excelentísimo señor arzobispo Ruiz, que cantaba la misa, la promesa a la Santísima Virgen de la Luz de coronarla tan luego como alcanzara de su Santísimo Hijo para la iglesia conciliar la paz indispensable para llevar a cabo la coronación, pues aquellos días la persecución religiosa había intensificado su furor. "Ahora sin que la persecución haya terminado, pero cuando se tiene a lo menos la libertad perdida, ahora que en toda la nación se ha restablecido el culto, el señor Martínez hizo mención de aquel otro sermón suyo y de aquella promesa, diciendo que ya ese día anhelado por tantos motivos, había llegado y que una aurora de paz empezaba a vislumbrarse; que en el mismo acto de la coronación comenzaba ya a sentirse y que la coronación sería la aurora de paz, no sólo para Salvatierra, sino para la nación entera". 

Terminada la función se dio lectura al Breve y se presentó la corona ante el señor arzobispo, quien la bendijo y pasaron al camarín a bajar la sagrada imagen. Continuando la narración del señor cura Espinosa, quien tuvo participación directa nos dice: "El momento solemne, anhelado hacía ya diez años, preparado con los sacrificios y entusiasmo de los salvaterrenses y que ocupó sus pensamientos durante varios meses, había llegado". 

"Organizándose una solemnísima e importante procesión compuesta de más de doscientos sacerdotes, revestidos de sotanas y cotas y nueve señores arzobispos y obispos, revestidos con pluvial y mitra y llevando báculos en la mano". "Escoltaban esta procesión cien vecinos de Salvatierra, Caballeros de Nuestra Señora de la Luz, que revestidos con traje negro y cruzado su pecho con bandas azules, bordeadas de oro, habían dado servicio en la solemnidad cuidando las entradas del templo". 

"Precedida de los sacerdotes y seguida de los señores canónigos que formaban comisiones de distintos cabildos y de los prelados, iba la imagen de la Santísima Virgen llevada por el párroco y los tres vicarios de la ciudad". 

"Llegados al altar levantado en la puerta, fue colocada la Sagrada Imagen en la nube de plata sobre él preparada". 

"Levantándose entonces los excelentísimos señores arzobispo de Morelia y delegado especial del Sumo Pontífice, doctor don Leopoldo Ruiz y el arzobispo de México, encargado especial de los negocios de la Santa Sede en nuestra patria, doctor don Luis María Martínez, tomó este la pequeña corona con que había de ser coronado el Niño Jesús, y aquel la corona más grande para imponerla en la cien de María, y con ellas dieron vuelta al altar apareciendo ambos a un tiempo ante el pueblo, que congregado en gran número ante la puerta del templo, iba a presenciar la coronación desde el atrio y la plaza". 

"Impuso primero el excelentísimo señor Martínez la corona al Niño Dios, en medio de las aclamaciones de la multitud y enseguida el excelentísimo señor Ruiz, impuso la corona a la Imagen de María en nombre del jefe supremo de la iglesia, prorrumpiendo la inmensa multitud en gritos y aplausos, mientras otros cantaban el himno aprobado para este acto". 

"Echad a vuelo las campanas, un badajo con peso aproximado de quince kg. se desprendió de uno de los esquilones, cayendo sobre la apiñada multitud que llenaba el atrio, sin causar desgracias personales por haber caído sobre uno de los timbales de la banda de música que casi no podía tocar por la opresión de la multitud." "Los prelados fueron de parecer que ese timbal no se reformará, sino que se conservara hecho pedazos como está, colocándolo justamente con el barajo en una de las capillas anexas al templo". 

El banquete para los visitantes se ofreció en el claustro del convento del Carmen y por la noche se verificó una velada en el Teatro Ideal con un selecto programa musical y la participación de los notables salvaterrenses el presbítero José Luz Ojeda quien hizo el ofrecimiento; el doctor Jesús Guisa y Azevedo, quien preparó un discurso; el canónigo don Federico Escobedo; el presbítero don Manuel Muñoz y otras notables personalidades. 

Los actos religiosos continuaron, así como los festejos exteriores como la participación activa de todo el pueblo y fue hasta el 5 de junio que celebraron misa de Réquiem por todos los devotos de la Santísima Virgen de la Luz quien eran difuntos con lo que se dio por terminado los actos relativos a la coronación. 



(5). - Un grupo de fieles de la parroquia de Regina en México invitados por el párroco el presbítero don Juan D. Hurtado establecieron la Asociación de Nuestra Señora de La luz de Salvatierra, agregada a la del Escapulario Azul; honrando así a la Santísima Virgen e implorando de ellos la libertad religiosa. Según nota de una crónica de la época refiere:

"La reunión fue en el presbiterio de la Iglesia donde se cantó con acompañamiento del órgano el Ave María Estella, después se expuso el Santísimo y rezaron una estación". "Los socios llevando el palio se hizo una procesión por todo el templo, cantando el Vení Creator Spiritus pidiendo las gracias y auxilio para todos los socios". "Se cantó la oración del Espíritu Santo y se rezo una oración a la Santísima Virgen". "Enseguida se leyó la historia de la Virgen de la Luz de Salvatierra, se hizo una ligera plática respecto a la grandeza de la asociación". "Se fue imponiendo un escapulario a todos y se dio lectura a las indulgencias que se ganan, se cantó el Magníficat y se terminó con el TanTum Ergo y se dio la bendición. (febrero 2/1936).  

Inicialmente el señor cura Hurtado había pedido una imagen para darle culto en su templo por lo que se le envió una fotografía y poco después una escultura de las mismas medidas y en todo semejante a la original como un obsequio del señor cura presbítero José Espinosa, párroco de Salvatierra, la cual fue bendecida y entregada por el señor arzobispo don Luis María Martínez, que desde luego fue objeto de culto y veneración para los salvaterrenses radicados en México y muchas otras personas. 

Desde que fue coronada la imagen de la Virgen de la Luz de Salvatierra se pensó en ampliar la solemnidad, coronando igualmente con autorización del señor arzobispo de México, don Luis María Martínez y del señor cura don Juan D. Hurtado, a la imagen que se venera en la parroquia de Regina Coelí de México 

El día 8 de septiembre de 1939, fiesta titular del templo fue establecida la Asociación de la Santísima Virgen de la Luz por el obispo de Tulancingo, doctor don Miguel Miranda. El domingo 10 de septiembre del mismo año, el señor arzobispo de México coronó a la imagen como lo manda el ceremonial, colocada en un pequeño altar que engalanaron con adornos y seis grandes candiles. En la Misa Pontifical ocupó la cátedra sagrada el señor canónigo don Federico Escobedo y el coro estuvo a cargo del Orfeón del Seminario de México. Asistieron en la solemne ceremonia los excelentísimos señores don Serafín Armora, obispo de Tamaulipas y don Miguel de Miranda, obispo de Tulancingo, así como varios sacerdotes y religiosos, alumno de los seminarios de México y Veracruz, así como numerosos fieles y peregrinos procedentes de Salvatierra. 

Con motivo de la coronación de la imagen de la Virgen de la Luz recibió en su culto y veneración notable incremento, pues durante el mes de mayo multitud de peregrinos procedentes no sólo de esta diócesis, sino de la de Querétaro y aún de México, visitaban la iglesia parroquial. En el templo de la Merced de Morelia y en la parroquia de Abasolo se promovió el culto a la Virgen con el mismo título y muchos sacerdotes y aún obispos que visitaban Salvatierra, les causó extrañeza que no se rezar oficio y misa de la Santísima Virgen, sino de la infraoctava de la Ascensión. El excelentísimo señor Ruiz en varias ocasiones prometió solicitar de la Santa Sede el oficio y misa de Nuestra Señora de la Luz para esta diócesis, así como gestionar con el Sumo Pontífice le diera el título de Basílica al templo parroquial. El 12 de junio de 1941 en vista de las consideraciones anteriores se solicitó establecer en esta diócesis la Fiesta de Nuestra Señora de la Luz según la mente del Sumo Pontífice Pio X en sus decretos del año de 1911. Se consideraba que el oficio y misa podía ser los ya aprobados por la Diócesis de León en igual día y la sexta lección que tiene relativa a otra imagen, podría ser substituida con otra lección propia de ésta, tomando del Breve Pontificio de la coronación y narrando finalmente la concesión de la Basílica, sí se lograba obtener.

El 27 de junio de 1942 como respuesta a esta solicitud el presbítero Fernando Ruiz, secretario del Arzobispado le informó al señor cura Espinosa que el señor arzobispo no creyó conveniente ni siquiera pasar el asunto al Cabildo. "Dice su excelencia que no le parece que haya razón litúrgica suficiente para alegar ante la Santa Sede y que por lo mismo no lo concederán". Se consideró que la devoción a la Virgen de la Luz fuera de hecho universalmente conocida y venerada en toda la arquidiócesis. Sin embargo, los trabajos continuaron y el 16 de enero de 1948 la secretaría del Arzobispado de Michoacán giró un oficio señor cura de Salvatierra informándole la respuesta que la Sagrada Congregación de Ritos autorizando y teniendo la Facultad de celebrar cada año una misa cantada y otra rezando y teniendo la facultad de celebrar cada año una Misa Cantada y otra rezada en la iglesia parroquial de Salvatierra el miércoles infraoctavo de la Ascensión de la Santísima Virgen María de la Luz por decreto con fecha del 16 de septiembre de 1947. 

Con motivo de la festividad de mayo, tradicionalmente el pueblo de Salvatierra canta las tradicionales mañanitas en el pórtico de la iglesia parroquial y el himno a la Virgen de la Luz. Esta composición es de autor anónimo y únicamente se tiene referencia que don Francisco Balandra lo imprimió a fines del siglo pasado, y se popularizó mucho con la música que arregló el corista de la parroquia, don Francisco Lomana. Con el esfuerzo de don Isidro Olace en 1964 se realizó una grabación de este himno con el arreglo y dirección del maestro Armando Montiel, con la Orquesta Sinfónica de la Ópera Nacional de Bellas Artes y el barítono Isidoro Gaviar.  

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